Al multimillonario Elon Musk le interesa Italia. Y a la primera ministra Giorgia Meloni le interesa Musk. La afirmación podría tacharse de distópica, si la realidad no fuera tan explícita. «Estos jueces tienen que irse», afirmó el magnate el martes, al respaldar a la ultraderechista en su batalla contra los tribunales italianos, que siguen rechazando el plan de la mandataria de deportar a migrantes a Albania. «¿Viven los italianos en una democracia o una autocracia no electa toma las decisiones?», insistió el miércoles, suscitando una ola de críticas en Italia. El «amigo» Musk es sin duda «un interlocutor» que ha hecho «cosas extraordinarias», había dicho Meloni en la cumbre informal europea del pasado viernes en Budapest.

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