El pianista aragonés Domingo Belled Zapater ha muerto a los 91 años a primera hora de este jueves en la residencia de mayores de la capital aragonesa en la que ha pasado su última etapa. Nacido en Pina el 25 de enero de 1933, Belled se marcha dejando tras de sí una vida de ensueño marcada por su espíritu de trotamundos y por su extraordinaria capacidad para la música, especialmente el piano, su amigo inseparable. El velatorio quedará instalado este viernes, de cinco a siete de la tarde, en el Tanatorio Centro (Camino de las Torres, n° 73). No habrá oficio religioso.
Nacido el 25 de enero de 1933, Belled estudió su carrera musical en el Conservatorio de Zaragoza y La Haya (Países Bajos). Desde muy joven se embarcó en cualquier aventura que aunara viajar y tocar el piano. Pianista, arreglista y compositor hasta el último aliento, fue profesor de la escuela de música, director de la banda Crescendo durante 18 años y director de la Opereta Bonifacius en la ciudad holandesa de Alphen durante 31 años. Fue condecorado con la medalla de la Orange Nassau, de la casa real holandesa, por su divulgación de la música española.
Ya jubilado y tras varios años de ir y venir de Alphen a Zaragoza, decide definitivamente instalarse en la capital aragonesa después de sufrir una pequeña crisis de salud. Recuperado por completo y apoyado en todo momento por un cercano grupo de amigos y amigas, ha disfrutado de los últimos años de su vida dando cada día una exhibición de fortaleza física y mental. A lo que habría que añadir la alegría que irradiaba a todos sus compañeros y compañeras de la residencia Ballesol.
Hijo Predilecto de Pina
Con Domingo, que también fue nombrado Hijo Predilecto de Pina, se va una lista innumerable de anécdotas y vivencias que en los últimos años ha querido compartir con sus inseparables del Ragtime, legendario pub de la zaragozana calle García Galdeano que regenta Jesús Laboreo, refugio de amantes de la música, la literatura, el arte y la buena conversación. Durante más de una década, Belled se erigió en la piedra angular de uno de los rincones culturales más apreciados de la ciudad.
A las teclas del centenario piano Howard que preside el local, el veterano pianista ha protagonizado hasta hace bien poco infinidad de noches inolvidables, donde ha combinado su deslumbrante talento para la música con su capacidad innata para el relato. Le encantaba contar sus andanzas profesionales por medio mundo, aderezando sus narraciones con grandes dosis de retranca y buen humor. Su memoria dejaba boquiabiertos a unos y otros, fueran amigos, conocidos o recién llegados, cuando evocaba sus andanzas como infantico del Pilar o sus trabajos junto a estrellas como Charles Aznavour o Carmen Sevilla, por ejemplo.
Su extraordinaria trayectoria vital llevó al cineasta Fernando Vera a dirigir el año pasado el documental ‘Vivir girando’, una pequeña obra de arte que rinde culto con todo detalle a una figura genial. Además, en su Pina natal, la Asociación Cultural El Marrán está volcada desde hace años con su trayectoria y obra.
Hoy el viejo Howard llora en silencio a su compañero más fiel, pero en el ambiente del Ragtime quedará para siempre sonando su música.