Este sábado, 16 de noviembre, se celebra el día internacional de la Tolerancia, promovido por la Unesco desde el año 1996. La institución define esta actitud como “respeto, aceptación y aprecio de la extraordinaria diversidad que caracteriza a las culturas de nuestro mundo, nuestras formas de expresión y maneras de ser humanos”.
Por eso, la tolerancia va más allá de la indiferencia: “No es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia”, afirma la Unesco. Y añade: “Es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás”.
La tolerancia va más allá de la indiferencia; es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos
Culturas diversas
Este organismo de las Naciones Unidas asegura que solo esta forma de entender la diversidad puede “garantizar la supervivencia de comunidades mixtas en todas las regiones del planeta”.
Por eso, el papel de las leyes es fundamental: “Cada gobierno es responsable de hacer cumplir las leyes relativas a los derechos humanos, de prohibir y castigar los crímenes de odio y las discriminación hacia las minorías, sean cometidas por funcionarios del Estado, organizaciones privadas o individuos”.
La Unesco también hace hincapié en la importancia de garantizar “el igual acceso a los juzgados, las comisiones de derechos humanos o defensores del Pueblo, para que las personas no se tomen la justicia por su mano y recurran a la violencia para solucionar sus disputas”.
La intolerancia está arraigada a menudo en la ignorancia y el miedo
Educación para la tolerancia
Sin embargo, la Unesco reconoce que “las leyes son necesarias, pero no suficientes” para luchar contra la intolerancia, en especial en las actitudes individuales. Y asegura que esta “está arraigada a menudo en la ignorancia y el miedo”.
Entre esos temores, señala “el miedo a lo desconocido, a los demás, a otras culturas, naciones y religiones”. Por eso, la intolerancia está directamente relacionada con “un sentido exagerado de la propia valía y orgullo, ya sea personal, nacional o religioso”.
Unas actitudes que “se enseñan y aprenden a una edad temprana”. Por eso, “es preciso hacer más énfasis en educar más y mejor”. La institución exhorta a incrementar los esfuerzos en la educación de los niños en tolerancia hacia otras formas de vivir y derechos humanos: “Deben ser animados en casa y en el colegio a ser abiertos de mente y curiosos”.
Acceso a la información
El mayor peligro de la intolerancia, según la Unesco es “cuando se explota para conseguir las ambiciones políticas o territoriales de un individuo o grupo de individuos”.
La forma de proceder de los agitadores es, en primer lugar, “identificar el umbral de tolerancia del público”. Después, “desarrollan argumentos falaces, mienten en las estadísticas y manipulan la opinión pública con información falsa y prejuicios”.
Por eso, “la forma más eficaz de limitar la influencia de los promotores del odio es desarrollar políticas que generen y promuevan la libertad de prensa y el pluralismo, para que el público pueda diferenciar entre hechos y opiniones”.
Ser conscientes
La mejor forma de identificar la intolerancia es ser conscientes de su existencia y alertarse ante sus síntomas. Por ejemplo, “los estereotipos, estigmatización, insultos y chistes racistas”. Una situaciones que, como explica la institución, “algunas personas sufren cada día”.
El problema se agrava, porque genera un ciclo negativo: “La intolerancia genera intolerancia. Deja a sus víctimas con deseos de venganza”. Por eso, es preciso “que las personas tomen conciencia del vínculo entre sus comportamientos y el círculo vicioso de la desconfianza y la violencia en la sociedad”.
Y nos recomienda que nos preguntemos: El 16 de noviembre, se celebra su día internacional, que promueve el respeto y aprecio de la diversidad de culturas ¿Clasifico a la gente en base a estereotipos? ¿Rechazo a quienes son diferentes a mí? ¿Los culpo de mis problemas?