“No voy a empezar guerras, voy a detener guerras”, proclamó el presidente electo Trump en su mensaje de victoria del 6 de noviembre. Reforzar la postura de disuasión de Estados Unidos es el requisito más crítico para detener o minimizar las guerras y el terrorismo. La postura de disuasión de Estados Unidos se refleja en el tamaño y la estructura del presupuesto de defensa de EE. UU., evitando el apaciguamiento de entidades renegadas y enfocándose en la realidad (por frustrante que sea) en lugar de una realidad alternativa. La postura de disuasión de Estados Unidos ha sido socavada por el Departamento de Estado, que fue desalojado del centro de la formulación de políticas exteriores durante el primer mandato del presidente Trump. Trump se opone a la mentalidad multilateral/cosmopolita de Foggy Bottom, que prefiere una política coordinada con la ONU, organizaciones internacionales y Europa, en lugar de una política de seguridad nacional y exterior unilateral e independiente de Estados Unidos. El Departamento de Estado también ha subordinado la realidad de Oriente Medio a su propia realidad alternativa, lo que ha llevado a su fracaso sistemático en esa región (por ejemplo, el apuñalamiento por la espalda al Sha en 1978-79, facilitando el ascenso al poder de los Ayatolás; el abrazo a Saddam Hussein hasta su invasión de Kuwait en 1990; el acercamiento a Arafat en 1993, llevándolo al Premio Nobel de la Paz; la traición de 2009 al pro-EE. UU. Mubarak y… Leer más
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