Hace unos días, expertos de la ONU denunciaron la preponderancia de las redes sociales respecto a la Inteligencia Artificial y la desinformación que están sirviendo para propagar el negacionismo y el revisionismo frente a violaciones de los derechos humanos ocurridas en el pasado. Zhao Zhiguo, ingeniero jefe del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información en China, ha publicado que el número de usuarios registrados en los grandes medios de inteligencia artificial generativa en China supera los 600 millones a fecha de 13 de octubre de 2024. Esta industria está en expansión, con más de 4.500 empresas y más de 200 grandes modelos lanzados para prestar servicios al público en general. En la Unión Europea, se han recibido siete propuestas para crear fábricas de inteligencia artificial. Y, como no, el primero en apuntarse (aconsejado por sus asesores) fue el Sr. Sánchez, quien propuso que España encabezara la lista de esas propuestas, junto a Portugal, Rumania, Turquía, Noruega y hasta 15 Estados Miembros de la UE. En el comunicado del Ejecutivo se dice del gran interés demostrado por esta iniciativa.
Desde septiembre de 2024, existe una lista de líderes influyentes en la IA a nivel mundial. El CEO de Google es el primero de este selecto grupo, que, de ser una tecnología emergente, ahora es uno de los pilares más importantes en ciencias, políticas, arte y en cualquier tema de la vida cotidiana. La medicina también la está incorporando. La revista TIME ha destacado a líderes en la evolución de esta tecnología, por su impacto en la sociedad y la industria en general. Ellos son: Sundar Pichai, CEO de Google; Satya Nadella, CEO de Microsoft; Sam Altman, CEO de OpenAI. ¡Con la ausencia de Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX! Este ya demostró en varias ocasiones su preocupación por el impacto tecnológico que la IA puede tener en la humanidad próximamente, si no se regula adecuadamente. Existen sorpresas muy discutidas, como por ejemplo Helen Toner, ex miembro de la junta directiva de OpenAI, quien protagonizó una controversia en noviembre de 2023 enfrentándose a Sam Altman. Su publicación en TIME se puede interpretar como una ética directa, reflejando la importancia de que la IA se desarrolle con responsabilidad dentro de un marco de máxima seguridad.
John McCarthy, científico informático y cognitivo de EE.UU., acuñó en 1956 el término «inteligencia artificial», impulsando en los años 60 el desarrollo del primer lenguaje de programación para IA, LISP. Aclamado varias veces como el “padre de la IA”, hizo contribuciones importantes a esta y a la ciencia informática. Naciones Unidas, con sus 193 países miembros, en su resolución de 24-V-23, pretende ser la Organización Internacional que apoye y facilite la coordinación global en materia de inteligencia artificial. Así que, tengamos en cuenta la gran moda de regular la IA.
Desde el éxito del Chatbot ChatGPT de OpenAI, el interés del público se ha dividido entre el asombro y la preocupación sobre lo que pueden generar estas potentes herramientas de IA. Esta tecnología demuestra una radicalización potencial en productividad en los asistentes creativos, donde se pueden ver formas que pueden ser perjudiciales. Muchos modelos generativos se están utilizando para generar información errónea, pudiendo convertirse en armas de spam y estafa. Hace un par de meses, desde CEOs de empresas tecnológicas hasta senadores estadounidenses y líderes del G7 han exigido una normativa internacional y límites más estrictos para las tecnologías de IA. ¿Tendrán que empezar de cero los responsables políticos?
En MIT Technology Review, se analizaron seis intentos internacionales muy diferentes para regular la IA. Luego se expusieron los pros y los contras de cada uno y se les concedió una puntuación indicando lo influyentes que creemos que son. Pero… la descripción de «máquinas inteligentes» no explica qué es realmente la inteligencia artificial, ni qué hace que una máquina sea inteligente. En un intento de remediar este problema, Stuart Russell y Peter Norvig publicaron el libro Artificial Intelligence: A Modern Approach. Estos dos expertos sobre el tema de agentes inteligentes en las máquinas dicen que la IA es un estudio en el que se reciben percepciones del entorno y se realizan acciones, con cuatro enfoques distintos: el pensamiento humano, el pensamiento racional, la acción humana y la acción racional.
Patrick Winston, profesor de IA del MIT, define esta como “algoritmos activados por restricciones”, que soportan modelos vinculantes con el pensamiento, la percepción y la acción. Otras definiciones de la IA responden a simulaciones humanas, con capacidad de contemplación, juicio e intención, tomando decisiones que normalmente requieren un alto nivel de conocimiento humano. Son cualidades que constituyen la esencia de la inteligencia artificial: intencionalidad, inteligencia y adaptabilidad. Estas definiciones pueden parecer abstractas y complejas, pero, sin embargo, ayudan a establecer la IA como una ciencia informática.
En 2017, en la Japan AI Experience, el CEO de DataRobot, Jeremy Achin, dio su propia definición moderna con un toque de humor de la IA: «Esta IA es un sistema informático capaz de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana». Muchos de estos sistemas se basan en el machine learning (aprendizaje automático), y otros en el deep learning (aprendizaje profundo), con algunos que se ocupan de cosas muy aburridas, como las reglas.
Las dos categorías principales de IA son la de tipo narrow (estrecha) y conocida como weak (débil), que funciona en un contexto limitado, centrada en realizar una única tarea que ejecutará perfectamente. Aunque pueda parecer inteligente, es mucho más limitada que la inteligencia humana y no es más que una imitación de esta. Algunos ejemplos son la búsqueda web de Google, el software en reconocimiento de imágenes, los asistentes virtuales como Siri de Apple o Alexa de Amazon, los vehículos autónomos y el software como Watson de IBM. La inteligencia artificial en medicina es el modelo de machine learning que ayuda a procesar datos médicos, brindando información importante, mejorando los resultados de salud y las experiencias de los pacientes. La IA se está convirtiendo rápidamente en parte integral de la sanidad moderna. Los algoritmos de IA y otras aplicaciones impulsadas por IA se utilizan para apoyar a los médicos en entornos clínicos e investigaciones en curso. Esto es de gran ayuda al tomar decisiones sobre tratamientos, medicamentos, salud mental y otras serias necesidades de los pacientes, facilitando rápida información e investigaciones relevantes.
En las imágenes médicas, estas herramientas de la IA son utilizadas para analizar tomografías computarizadas (TC), radiografías, resonancias magnéticas e imágenes en busca de lesiones u otros hallazgos que un radiólogo humano podría pasar por alto. Los desafíos creados durante la pandemia de COVID-19 llevaron a muchas organizaciones sanitarias de todo el mundo a empezar probando nuevas tecnologías respaldadas por la inteligencia artificial, como algoritmos diseñados con ayuda de monitores para pacientes y signos impulsores para detectar a los pacientes con COVID-19. Las investigaciones y resultados de estas pruebas se siguen recopilando y definiendo los estándares generales para el uso de la IA en medicina. Sin embargo, las oportunidades para que esta beneficie a médicos, investigadores y pacientes a los que son atendidos constantemente siguen aumentando cada día. Así que, sin dudas, la inteligencia artificial se convertirá en parte fundamental de los sistemas de salud digitales, dando forma y apoyo a la medicina moderna.
Viene al caso que Marcos, un niño de 4 años, fue diagnosticado al poco de nacer con la enfermedad ultra rara y mortal de Menkes. Ahora puede ser la esperanza de los bebés que la padezcan, gracias a la generosa insistencia de su madre, Aurora Mateos, quien ha logrado que reciba tratamiento. Ojalá se cure… A muchos españoles se nos ocurre pensar en las repetidas DANA, que por sus desastres ocurridos en España, incluidos los fallecidos (que Dios los tenga en su seno y descanse en paz), y por falta de previsión… ¡Nada haya tenido que ver la Inteligencia Artificial!
Antonio Quirós Abadía. Naturalista.