«Antonio Machado en Campos de Castilla decía ‘soy, en el buen sentido de la palabra, bueno’. La bondad de Carmen lo trasciende todo. Trasciende su vida personal y su vida profesional«. Con estas palabras cerraba ayer su conmovedor discurso el presidente del TSJB, Carlos Gómez, en el acto de entrega del XII premio Degà Miquel Frontera a la ética jurídica del Colegio de abogados de Baleares a la jurista Carmen Ordóñez Delgado, actual jueza sustituta del juzgado de instrucción 5 de Palma.
Costó contener la emoción ante una intervención que fue in crescendo, plagada de citas literarias, en la que Gómez ensalzó la trayectoria profesional de Ordóñez. «Este premio es especial por dos razones. Por segunda vez, se concede a una mujer. Es un reconocimiento al papel relevante que tienen las mujeres en el Derecho. Y se concede a una persona que ha transitado por diversas esferas jurídicas. Carmen trabajó cuatro años con el abogado Ramón Riutord, fallecido el sábado. Él se hubiera sentido orgulloso y contento por este premio», aseguró Gómez. El público interrumpió con un aplauso en señal de homenaje.
«Carmen también ha ejercido como letrada de la administración de justicia en Inca. Fue nombrada jueza sustituta en 1996. Especializada en Derecho Penal y Ciencias Penales y en Derecho Civil Balear, Derecho Foral, máster en la Universidad de Valencia, ha sido jueza sustituta y también magistrada suplente en la Audiencia Provincial. Ha pasado por jurisdicciones civiles y penales y por violencia sobre la mujer. Carmen ha demostrado que es una buena jueza. Hay que destacar su resiliencia. Su trayectoria demuestra méritos y virtudes. Utiliza un lenguaje familiar, cercano, su hija es escritora y creadora», enfatizó Carlos Gómez.
Capacidad de trabajo y coraje
El presidente del TSJB subrayó la gran capacidad de trabajo de la premiada y su coraje. «Fue ponente de una sentencia que concedió la nacionalidad española a una mujer nacida en el Sáhara», recordó Carlos Gómez. «Ella encarna el antiautoritarismo. Encarna la independencia, la imparcialidad y la integridad, las tres virtudes. Nunca se sitúa por encima de la realidad, es cercana, muestra interés por las personas y por sus problemas», aseguró el magistrado.
«También es un ejemplo de las pequeñas virtudes: cortesía, diplomacia, ánimo conciliador, discreción, diligencia, lealtad institucional, elegancia, empatía, generosidad…», añadió Gómez.
El Colegio de abogados le concedió el galardón por unanimidad por su «extraordinaria entrega en pro de la Justicia y su especial sensibilidad con las víctimas y los más vulnerables, así como por el trato exquisito otorgado en todo momento a los abogados y demás operadores jurídicos».
Carlos Gómez se adentró en la esfera de la intimidad: «En esta esfera, quiero señalar la pérdida de su hija Joana con once años. Yo también perdí un hijo, Miquel, con nueve años. El dolor es infinito. Su ausencia siempre nos acompaña. Esto proporciona una especial sensibilidad para distinguir lo que es esencial y lo que no. Y es esencial este reconocimiento al coraje, la franqueza y su bondad, que lo trasciende todo». El público volvió a romper en un emotivo aplauso.
Un premio ‘para compartir’
La galardonada se mostró abrumada y muy emocionada. «Este premio lo debemos compartir entre todos. A lo largo de estos 30 años he tomado ejemplo de todos vosotros. He aprendido de vuestras aptitudes y valores», aseguró Carmen Ordóñez, que ensalzó el trabajo de los abogados, procuradores, jueces, fiscales, letrados, funcionarios y jueces sustitutos.
«Mi familia y mis amigos son fuente inagotable de valores. De mi hija Joana, su honestidad y lealtad, ella fue un ejemplo muy importante. De mi hija Carmen, su talento y valentía. También de mi marido, su capacidad de análisis y solvencia. De mis amigas, su apoyo incondicional», reconoció agradecida, al tiempo que también destacó los valores que le han transmitido sus padres.
«Es un premio compartido entre todos. Quiero tener un recuerdo para Ramón Riutord, fue la primera persona con la que trabajé al licenciarme«, concluyó Ordóñez con la voz entrecortada por la emoción.
El decano del Colegio de abogados Martín Alenyar destacó también su trayectoria y sensibilidad. Además, animó a los nuevos miembros de la Agrupación de Jóvenes Abogados de Baleares encabezados por Marina Carbonell, que ayer tomaron posesión, y dio la bienvenida a una quincena de abogados y abogadas que ayer juraron junto a sus padrinos y ya se han incorporado al Colegio.
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