Que su nombre no cope las portadas de la prensa deportiva no significa que no la esté ‘rompiendo’ en el Villarreal. De hecho, está siendo uno de los nombres propios del conjunto que dirige Marcelino García-Toral, que está en un excelso estado de forma y ocupa muy merecidamente una cuarta posición en la que vive cómodamente con el inicio del parón.
El nombre de Álex Baena lleva meses y meses en la agenda de FC Barcelona y Atético de Madrid. ¿Y que les impide acometer su fichaje? Se preguntarán. Pues su cláusula de 60 millones de euros, una cantidad, eso sí, más que apetitosa para cualquier club de la Premier League. Ahora bien, en la dirección deportiva del Villarreal se vivió un clima bastante tranquilo, pues no llegaron ofertas que fueran del interés de un Baena que se encontraba agustísimo en el equipo y que solo se marcharía a un club verdaderamente grande.
‘ERASMUS’ DE LUJO EN GIRONA
El de Roquetas de Mar llegó a la cantera del Villarreal en edad cadete-juvenil y, la temporada después de debutar con el primer equipo, se marchó cedido al Girona, que por aquel entonces militaba en Segunda. Un ‘erasmus’ que le vino como anillo al dedo, para alcanzar la madurez y regresar al club de su vida por la puerta grande, siendo clave en el (re)ascenso del Girona de Míchel a Primera.
Poco a poco, fue obteniendo galones. Empezando por Unai Emery y Quique Setién, hasta llegar a un Marcelino que le considera imprescindible en su Villarreal. Su primer curso tras dejar huella en el Girona no estuvo nada mal: 12 goles y seis asistencias en 48 partidos entre todas las competiciones. Un tremendo año en el obtuvo premio: convocatoria, debut y estreno goleador con la absoluta, ante Chipre.
UN VERANO DE ‘LOCOS’
Su ‘explosión’ estaba al caer. Se veía venir. La temporada 2023/24 fue la temporada de Álex Baena. Doblete histórico que no sucedía desde hacía 40 años (Barcelona 1992). Eurocopa y Juegos Olímpicos en el mismo verano, siendo, además, uno de los futbolistas más en forma del torneo y decisivo en la final ante Francia.
Cierto es que Sergio Camello fue el autor del doblete de la ‘locura’ que dio el oro a la selección de Santi Denia, pero el almeriense anotó un gol de libre directo y asistió a Fermín en el tanto que igualó el de Enzo Millot. «Ojalá no se acabe nunca este verano, porque así seguía ganando», decía un pletórico Baena tras colgarse la medalla de oro en París.
Antes de protagonizar tal hazaña, sin embargo, registró unas cifras de escándalo con el Villarreal: cinco goles y 18 asistencias en 45 partidos. Propias de un ‘jugón’, que ya dejó de ser una de las revelaciones de LaLiga, que vive como pez en el agua en los espacios reducidos, domina los ‘tempos’ del partido (cuando pausar o acelerar la jugada) y genera una barbaridad.
De teórico interior o extremo izquierdo en ese 4-3-3 o 4-4-2 que plantea Marcelino, goza de una lectura del juego como pocos. Domina ambas piernas, cambia bien de ritmo con su conducción y no se lo piensa cuando tiene situación clara de golpeo. Tiene la portería rival entre ceja y ceja. Y suele dejar destellos de calidad sobre el césped, como el doble caño que le tiró a Oscar Valentín y a Lejeune ante el Rayo Vallecano.
Con contrato hasta 2028, el Villarreal tiene la gran suerte de contar con uno de los futbolistas más creativos y diferenciales de LaLiga. Es, por detrás de Raphinha, otro que está teniendo un inicio de curso increíble, el segundo jugador que más ocasiones ha creado en las cinco grandes ligas (35). Y no nos olvidemos de que solo tiene 23 años. Hay Álex Baena para rato.