Hace dos semanas, los talleres falleros que entraron en la zona de influencia de la gran riada se convirtieron en un pandemónium de destrozos. La imagen de ninots flotando o desplazados muchos cientos de metros de su espacio natural, junto con la imagen de piezas desparramadas y máquinas inutilizadas fueron una de las imágenes que más impactaron de entre las muchas que compusieron el escenario irreal que actualmente impera. 

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