«Son una plaga y ya no sabemos qué hacer para que no entren en los campos». De esta forma se expresa Mari Carmen Pérez, productora de manzanas en la zona de la Sarga, mientras observa desolada los daños causados por los ciervos en sus plantaciones. Unos destrozos que se han llevado por delante la mitad de la cosecha de este cultivo singular o, lo que es lo mismo, medio millón de kilos de fruta. El fenómeno cada vez es más evidente y se ha visto agudizado por la sequía, toda vez que la fauna silvestre, ante la falta de alimento en los montes, no duda en adentrarse cada vez más en las explotaciones agrícolas de la provincia, causando pérdidas que a nivel general superan los 10 millones de euros. Todo ello mientras los agricultores reclaman a la conselleria ayudas directas para compensar los daños, más allá de las aprobadas recientemente para la implantación de vallados y otras medidas preventivas.
Las manzanas de la Sarga son un cultivo tradicional que, al igual que otros como las ñoras de Guardamar, las calabazas de Castalla, el jínjol, el membrillo, el perelló, los higos chumbos, las peras de San Juan, los caquis o los melocotones de Gorga, se encuentran en la provincia al borde de la extinción como consecuencia de factores como la baja rentabilidad o el cambio climático. Por eso es más doloroso si cabe que una fruta tan amenazada como esta, que se produce en las inmediaciones de la pedanía xixonenca de la Sarga y los términos municipales de Alcoy e Ibi, se vea afectada también por los destrozos que ocasiona la fauna silvestre. Un problema este que la pone todavía más contra las cuerdas.
Según explica Mari Carmen Pérez, de Pomes de la Sarga, el problema de los ciervos viene de lejos, pero se ha agudizado de forma paulatina en los últimos años hasta haber alcanzado esta campaña su punto máximo, con media cosecha arruinada.
«Se comen los brotes y hasta las mismas ramas de los árboles. Y el inconveniente no es solo el impacto que causan en la cosecha de este año, sino también en la del próximo, dado que los manzanos no tienen tiempo de recuperarse», lamenta la productora.
No se sabe a ciencia cierta cuantos ciervos y, en menor medida, muflones, se mueven por la zona, pero Mari Carmen señala que en ocasiones ha llegado a contabilizar entre 130 y 140 animales. «Cada vez hay más, porque no tienen depredadores y tampoco se llevan a cabo batidas de caza».
Y las medidas preventivas tampoco están sirviendo de mucho, dado que, según destaca, «rompen los vallados, y los cables electrificados no sirven de mucho, porque solo sueltan la descarga al primer animal que los toca. A partir de ahí, el resto entra sin problemas».
Mari Carmen, además, advierte de que el de la fauna silvestre es un factor que puede acelerar la desaparición de este cultivo, porque, subraya, «desanima mucho. Es todo un año de esfuerzo en un producto que tampoco es demasiado rentable, para que después todo se vaya al traste».
Pero las manzanas de la Sarga, como queda dicho, no son las únicas que sufren este problema. Los cereales y las cerezas también están sufriendo estragos por culpa del mismo tipo de animales, cabras y arruís, mientras que los viñedos han sufrido este año con especial intensidad el ataque de los conejos y los jabalíes, que hasta hace bien poco no encontraban suficiente alimento en las zonas de monte a causa de la sequía.
Las pérdidas en la agricultura en general de la provincia de Alicante por este motivo rondan los 10 millones de euros, según un cálculo realizado en su momento por La Unió. Los mayores daños de estas especies se concentran en las comarcas alicantinas de la Marina Alta, la Marina Baixa, El Comtat, L’Alcoià, L’Alacantí y el Alto y Medio Vinalopó, donde también afectan al olivar, los almendros y otros frutales.
Seguros
Consciente de esta situación, la Conselleria de Agricultura anunciaba recientemente la convocatoria de ayudas para el establecimiento de medidas preventivas que sirvan para evitar este tipo de destrozos, aunque tanto desde La Unió como desde Asaja reclaman ir más allá. Así lo señala José Vicente Andreu, presidente de esta última organización en Alicante, quien señala que, además de las acciones de prevención, «es necesaria una línea de ayudas para compensar los daños por la fauna, porque el seguro agrario apenas cubre una mínima parte de los siniestros causados por los animales silvestres a los cultivos».
En este sentido, también se pide a la propia conselleria que implique al Gobierno central con una mejora del seguro que permita ampliar la cobertura de los daños provocados por la fauna y, donde no lleguen las pólizas, con fondos de la UE que complementen las compensaciones.