A pesar de la tensión entre ellas, Pelin se ha sentido conmovida por lo que está pasando la hermana de Seyran y, además, para ganarse la confianza de Ferit, ha decidido ayudarles.
Después del violento enfrentamiento en el baño, donde Suna se mostró implacable y le tiró del pelo, Pelin ha tenido la oportunidad de demostrar que, más allá de ser enemigas, puede haber un entendimiento. Aceptando que en el amor no hay ni buenos ni malos, se ha decidido a tenderle una mano a Suna.
Siguiendo las instrucciones de Ferit, Abidin ha llevado a Suna a casa de Pelin. Al llegar, Suna se ha sentido incómoda y vulnerable, pero Pelin, con una sonrisa amigable, le ha pedido que confíe en ella y que se sienta como en casa. “Eres una invitada muy especial”, le ha dicho, intentando romper el hielo.
Aunque Seyran ha compartido su preocupación a Ferit sobre si esta era la mejor idea, la falta de un plan claro ha llevado a decisiones rápidas e inesperadas. En un intento de ser buena anfitriona, Pelin ha preparado un café para Suna mientras esperaban a su hermana.
En ese momento, Suna se ha dado cuenta de que la vida no se puede ver solo en blanco o negro. Aunque comenzaron con un mal pie, ahora comprenden que las circunstancias pueden unir a las personas de formas inesperadas.