Las recetas de carne preparadas al horno son muy agradecidas, dando unos resultados espectaculares. Un producto que admite muchos tipos de cocción, con unos más apropiados que otros en función del tipo de carne ante el que nos encontremos.
Tanto para los más expertos como para los que recién empiezan en la cocina, nada nos impide preparar exquisitos platos de carne al horno. Este es un método de cocción recomendable por distintas razones: mantiene el sabor de los ingredientes y sus nutrientes, permite cocinar con menos grasas y permite lograr texturas únicas en los alimentos que cocinamos, todo con un resultado tierno y jugoso.
Pero, en ocasiones, estos resultados requieren de varios rituales. Desde los tiempos adecuados de cocción, el corte que vayamos a darle, la temperatura… pero también hay una manera realmente útil que sirve perfectamente para conseguir que esa receta no solo quede sabrosa, sino que guarde enteramente su jugo para ser toda una exquisitez.
El papillote, envuelve la carne al horno en papel de aluminio
Esto sabiendo, sobre todo, que el otoño es una época de transición también en la gastronomía. Por eso, el asado de carne se postula como uno de los platos favoritos en esas determinadas ocasiones hasta que llega la época más fría.
Con este tipo de receta, por un lado, satisfacemos la necesidad de una alimentación equilibrada con carne de vacuno y, por otro, disfrutamos de un plato caliente con una carne de primera. Es de esta forma que, si uno de nuestros miedos para tirar más del horno es que las recetas (especialmente la carne) no queden jugosas, con este método podrás conseguir un cortes de carne y un chuletón suculento en todo su jugo.
Conseguirás que la carne al horno se haga en su propio jugo, sin necesidad de añadir grasa
Se trata de realizar la carne al horno envuelta en papel aluminio, con el fin de hacer un plato suculento y que se puede acompañar con cualquier tipo de guarnición. La práctica se llama papillote, en el que el proceso de cocción es relativamente lento, pero permite que se cocinen incluso piezas muy grandes, y conservando el sabor original de la carne.
Este truco, por su parte, será perfecto para cortes un poco más duros, pues la humedad que se concentra en el interior del envoltorio los ablanda. Por otro lado, permite que la carne al horno se haga en su propio jugo, casi sin necesidad de añadir grasa de ningún tipo. Por último, y antes de terminar su cocción, habrá que sacarlo del papel de aluminio para que se dore.
El asado rápido con mucho calor deja la carne rosada pero mermada
También hay que tener en cuenta los resultados que se quieren conseguir. Porque el asado rápido, a gran temperatura, deja la carne rosada y jugosa pero mermada, mientras que el asado lento, con menos calor, conserva la pieza tierna y en su tamaño, aunque más seca.
Además, conviene saber que para hacerse correctamente los grandes trozos de carne necesitan menos tiempo por kilo de peso que los pequeños, y los que llevan hueso menos que los limpios, ya que los huesos son excelentes conductores del calor.
Mejors cortes de carne para asar
De la misma forma, elegir el corte adecuado es fundamental para lograr una carne asada jugosa y sabrosa. Los mejores cortes para asar al horno incluyen:
- Lomo. Conocido por su ternura y sabor delicado.
- Costillar. Ideal para asados grandes y festivos.
- Pernil. Un corte económico y lleno de sabor.
- Paleta de cerdo. Perfecta para una cocción lenta y prolongada.
¿Qué temperatura debe tener la carne al horno?
La temperatura ideal para cocinar carne al horno varía según el tipo de carne:
- Ternera: 60-65°C para un término medio.
- Cerdo: 70-75°C para asegurar que esté completamente cocido.
- Cordero: 60-70°C dependiendo de la preferencia de cocción.
Estas temperaturas garantizan que la carne esté bien hecha y mantenga su jugosidad.