Primero, las personas; después, las viviendas y los negocios. Y a la vez, deshacerse de los desechos para no colapsar. Es la rutina lógica en la colosal operación de vuelta a la normalidad tras los estragos de la DANA. Pero si hay un objeto con el que va a haber que trabajar especialmente, ese es con el automóvil.
Es una de las imágenes más impactantes de lo ocurrido: los miles y miles de vehículos -sobre cien mil, según las cifras oficiales- que se han malogrado. Prácticamente ninguno se ha salvado, especialmente en las zonas llanas, los pueblos cercanos al mar, que acogieron las avenidas de agua con especial furia. El coche que no fue arrastrado y convertido en un amasijo de metal fue engullido por un paso inferior o todavía está sumergido en un aparcamiento.
Comprobar (con la correspondiente marca) que no había víctimas en su interior era el primer paso. Pero, a partir de ahí, viene el gran problema de eliminarlos de la vía pública. Por este motivo han aparecido, en los diferentes términos municipales, fosas comunes dedicadas a recibir las montañas de chatarra. Sin embargo, hay notables diferencias entre unos y otros.
Si hay uno que llama la atención, es el recién creado en Benetússer, junto al paso inferior que lo separa de Alfafar. En apenas un par de días se apila una gran torre de cuatro alturas de coches en mal estado. Ahí han ido a parar procedentes de una de las zonas donde más fueron a parar, al encontrar la barrera natural de las vías del tren. Pero no es el único: muy cerca de allí, en los terrenos de una antigua era, se empieza a apilar otro montón.
En Alfafar empieza a alzarse uno en la vía del tren, otro en las campas junto a Ikea y, limitando con València, en una campa junto a la finca de Camáñez. En Sedaví todavía son cientos los que se amalgaman a lo largo del polígono industrial.
Y así, en todas las poblaciones afectadas. Coches identificados y coches de los que prácticamente no queda nada, despojados de las matrículas. Y da la sensación de que harán falta más, puesto que el número de vehículos todavía achatarrados se cuentan por cientos en prácticamente cualquier rincón.
En La Torre, el campo del Discóbolo se ha convertido en un almacén de chatarra catalogado, con cada coche numerado. Ahí, la amalgama tiene un orden, lo mismo que en Sociópolis donde se han ido colocando casi hasta con cierto orden en un parcela vallada, a la espera de que los peritos hagan su trabajo para proceder a materializar unas indemnizaciones que, ni de lejos, llegarán al precio de un coche siniestrado.
El Ayuntamiento de València anunció ayer que ha habilitado dos números de teléfono y un apartado en la web municipal, www.valencia.es, con toda la información sobre los vehículos recuperados por la Policía Local de València en las pedanías de la ciudad y su entorno tras las inundaciones.
Paralelamente, se ha puesto en marcha un servicio de atención presencial a la ciudadanía sobre estas cuestiones, que funciona en las oficinas habilitadas en las alcaldías pedáneas de La Torre y del Forn d’Alcedo, según ha indicado el consistorio en un comunicado.
Todos los datos están a disposición de las personas propietarias de los automóviles, que podrán acceder de esta manera a sus vehículos y retirarlos para, posteriormente, poder realizar los trámites de las reclamaciones de daños y la solicitud de ayudas.