Primero, las personas; después, las viviendas y los negocios. Y a la vez, deshacerse de los desechos para no colapsar. Es la rutina lógica en la colosal operación de vuelta a la normalidad tras los estragos de la DANA. Pero si hay un objeto con el que va a haber que trabajar especialmente, ese es con el automóvil.

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