Pese a la magnitud de la tragedia que ha asolado la comarcas de Requena-Utiel, la Hoya, l’Horta y la Ribera y la herida que el temporal y las riadas posteriores han dejado en la provincia de Valencia, lo cierto es que los registros históricos confirman que estas comarcas han padecido desde hace siglos el envite del agua y la crecida súbita y letal de ríos, barrancos y regajos. En ocasiones, de forma casi cíclica.
En 1728, un episodio de lluvias torrenciales de características similares al del 29 de octubre arrasó el interior de la provincia de València. Los vecinos de la comarca Requena-Utiel llamaron a aquel desastre la «terrible Noche de Santa Sabina». La peor noche de la que quedan registros, el 27 de octubre de 1728. Un río Magro desbocado arrambló con todo cuando encontró a su paso. Destrozó puentes, anegó casas, campos y acabó con la vida de personas en Utiel. 297 años y dos días después de aquella fatídica noche y casi con una exactitud que asombra, el Magro lo ha vuelto a hacer.
La «Noche de Santa Sabina» se ha repetido casi con precisión matemática casi tres siglos después. Las fuertes lluvias registradas no solo en Requena y Utiel, sino especialmente en la cabecera del río y los barrancos y ramblas que vierten en él hicieron que su cauce se desbordara ya en Utiel. Como en 1728, la parte baja del municipio fue la más damnificada. Entonces, como ahora, el río engulló la zona del batán y los molinos situados allí. Aguas abajo, la fuerza del agua se cebó con la vega de Requena y aisló algunas de sus aldeas.
Tal como reflejan los registros del archivo municipal de Requena hechos públicos ahora con motivo de la tragedia de hace poco más de una semana, el río destrozó los puentes de Jalance y los de la Ollería, justo como el día 29 de octubre de este año: «La descripción de los daños de la Noche de Santa Sabina del 27 de octubre de 1728 es muy similar al panorama dejado por este nuevo temporal: fallecidos en Utiel; muchas casas destrozadas; se llevó los puentes de las Ollerías, Jalance y del Regajo de Utiel, caminos impracticables, molinos derruidos…».
En una aproximación histórica de lo sucedido en el s. XVIII, el Ayuntamiento de Requena tomó medidas inmediatas cuando los primeros rayos del sol dejaron entrever el alcance de la riada a su paso por el término municipal. En un acta especial se reflejó con todo lujo de detalle el dramatismo de la situación y los daños causados: casas arruinadas, especialmente en el barrio del Arrabal.
Durante la avenida de la noche de Santa Sabina se dañaron las principales fuentes que abastecían de agua a Requena
La tromba también dañó edificios e infraestructura pública como el matadero municipal o el muro de la cuesta de San Julián. En la vega, una imagen idéntica a la que ha dejado el río 297 años después. Toda la vega y huertas destruidas por las grandes avenidas del río Magro y regajos de Reinas y Utiel, los puentes de Jalance, Santa Cruz y del regajo de Utiel destruidos, caminos imposibles sin que pudieran entrar o salir los comerciantes y las fuentes principales de la población (Rozaleme y Reinas), arruinadas y tarquinadas.
Solidaridad y reconstrucción
Como ahora, la gravedad de los daños del temporal de hace 297 años provocó una ola de solidaridad en la comarca. Requena se volcó con Utiel y envió ayuda para paliar las pérdidas ocasionadas por la riada y se establecieron límites a la venta de grano para garantizar el abastecimiento a la comarca.
Durante años, Requena y Utiel estuvieron exentos de ciertos impuestos y autorizados para imponer arbitrios para poder reparar la infraestructura dañada que corría a cargo de los ayuntamientos.
Durante años, Requena y Utiel estuvieron exentos de ciertos impuestos y autorizados para imponer arbitrios para poder reparar la infraestructura dañada que corría a cargo de los ayuntamientos. No sería hasta abril de 1735 cuando se remataron y adjudicaron las obras de reconstrucción de los puentes de Santa Cruz, el del regajo de Utiel, el de Jalance y el Camino Real de Madrid al maestro Antonio García según planos elaborados por Agustín de Septiembre y por valor de 63.160 reales.