En coche, en autobús, es un trayecto que todo estambulí realiza decenas o cientos de veces al año: cruzar el puente del Bósforo y pasar, en pocos minutos —si es que el tráfico lo permite— de Asia a Europa o viceversa. Pero tan solo una vez al año, y por unas pocas horas, el puente cierra. 

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