El 20 de enero comienza una nueva relación entre Estados Unidos y América Latina. Ese día, Donald Trump volverá a ocupar la Casa Blanca. Para entonces, los países de la región habrán asimilado lo que representa su retorno. El magnate tuvo durante su primer Gobierno un manifiesto desinterés por lo que ocurría al sur del Río Bravo salvo situaciones muy puntuales como la crisis venezolana y el problema de la frontera de 3.000 kilómetros de largo compartidos con México. Trump retorna al Salón Oval frente a la mirada de sus colegas latinoamericanos que oscila entre la perplejidad ahora disimulada en los mensajes de salutación por el triunfo electoral, y el entusiasmo desbordante del argentino Javier Milei, quien sueña con ser el interlocutor ideal e inmediato del republicano. Más allá de las especulaciones, despuntan algunas certezas en distintas capitales: una era proteccionista y marcada por la amenaza de la deportación de inmigrantes está por iniciarse en Estados Unidos, donde Trump contará con un Congreso a su favor, al menos por dos años.
Claudia Sheinbaum no se demoró en felicitar al ganador de los comicios norteamericanos, en un intento de dejar atrás las rispideces previas. Trump había sido procaz en las vísperas: «Ahora tenemos una nueva presidenta en México. Supuestamente, es una mujer muy, muy agradable, dicen. No la he conocido. Y voy a informarle el primer día, o antes, que si no detienen esta avalancha de delincuentes y drogas que ingresan a nuestro país, voy a imponer inmediatamente un arancel del 25% a todo lo que envíen a Estados Unidos«. Sheinbaum actuó como si esas palabras nunca hubieran sido dichas y llamó por teléfono al futuro colega. «Tuvimos una llamada muy cordial en la que hablamos de la buena relación que habrá entre México y Estados Unidos». La gobernante de izquierdas asumió el desafío: los años venideros serán difíciles para un país que comparte con EEUU una zona de libre comercio y un problemático trasiego fronterizo.
La posición de Brasil
El brasileño Luiz Inacio Lula da Silva decidió que todavía es tiempo de diferenciaciones políticas a los efectos de preservar un equilibrio interno y su propia protección global. «Creo que el presidente Trump tiene que pensar como un habitante del planeta Tierra«. De lo que se trata, según Lula, es que Washington mantenga su respaldo al Acuerdo de París para limitar el impacto del calentamiento global. La Casa Blanca le dio la espalda durante el primer mandato trumpista. Joe Biden reincorporó a Estados Unidos en 2021. «Tenemos que garantizar que los ríos permanezcan sanos, con agua limpia. Luego tenemos que garantizar que se preserven los biomas de todos los países».
De acuerdo con Bruno Boghossian, columnista del diario ‘Folha de San Pablo’, el ultraderechista Jair Bolsonaro ha intentado capitalizar de inmediato el triunfo de Trump para conseguir lo que hasta antes de los comicios parecía imposible: una amnistía que le permita aspirar otra vez a cargos electivos. Bolsonaro ha sido inhabilitado hasta 2020 por haber obrado como un verdadero trumpista en 2022 y poner en duda la transparencia de la contienda en la que fue derrotado por Lula. El cambio político en EEUU le ha sonado a música celestial. «Estoy seguro de que le gustaría que yo fuera candidato», dijo el excapitán del Ejército. Bolsonaro desafió al Tribunal Supremo Electoral (TSE): «¿Va a decir que no al tipo más poderoso del mundo? «. Boghossian cree que el mensaje «tiene pocas posibilidades de resonar en el TSE».
La fantasía de ser «el elegido»
El anarcocapitalista Milei no se demoró en festejar las novedades norteamericanas. Su afán de mostrarse como el principal interlocutor de Trump ha quedado en entredicho al menos estos días: el magnate prefirió hablar con Sheinbaum y el salvadoreño Nayib Bukele antes que él. Pero el argentino quiere mostrarle a su país que es el «elegido» regional del futuro mandatario estadounidense y viajará la semana próxima a ese país, en el marco de una nueva edición de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que se realizará el 14 y 15 de noviembre. Milei no solo quiere caricias y elogios de Trump , sino que ayude a Argentina a mejorar su situación ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). La sintonía ideológica, señalan analistas locales, pronto chocará con el fervor proteccionista de Trump y la valoración del precio del dólar. Para el diario ‘La Nación’, el mileismo ve reforzada su identidad con el liderazgo mundial que se avecina, «pero también surgen disonancias, sobre todo en la retórica nacionalista del republicano».
Colombia y Venezuela
El colombiano Gustavo Petro también bajó el tono de sus trinos en X. «El pueblo estadounidense ha hablado y se le respeta. Felicitaciones a Trump por su triunfo», dijo. Le toca lidiar ahora con una derecha colombiana que se siente portadora de la llama que se ha encendido en Estados Unidos.
«No nos fue bien en el pasado, pero este es un nuevo comienzo para que apostemos a ganar-ganar«, dijo en un tono de insospechada cordialidad, el venezolano Nicolás Maduro, quien debería tomar posesión 10 días antes que Trump. En 2019, el entonces presidente norteamericano, respaldó decididamente la autoproclamación del diputado Juan Guaidó como «presidente encargado» de Venezuela. La ofensiva, que incluyó duras sanciones, no llegó a buen puerto y en la actualidad parte de la escena se repite. Edmundo González Urrutia fue al exilio español a pesar de proclamar su victoria en las elecciones del 28 de julio y prometió aterrizar en Caracas para juramentar. La justicia venezolana ha pedido a Interpol su captura internacional. A pesar de las urgencias que se le presentan en Ucrania y Oriente Próximo, y del gran desafío chino, la cuestión venezolana entrará en la agenda internacional de Trump por peso propio y no solo debido al respaldo de la migración antimadurista en las elecciones. Maduro lo sabe y por eso le dijo: «Por mucho que hayamos tenido tensiones o tirantez en las relaciones, cuando intentaron atentar contra su vida en dos oportunidades, no dude ni un segundo en solidarizarme y desearle buena salud y larga vida».
Zozobra cubana
La inmigración cubana en el estado de Florida también cumplió un papel importante en las elecciones norteamericanas. Desde una isla oscurecida, el retorno de Trump no presagia ventura. «Cuba no está preparada para esta victoria», señaló el portal ‘La joven Cuba’. Para la publicación ha sido » imperdonable» que Biden haya dejado intactas las medidas establecidas por Trump durante su mandato anterior. «Y ahora, con el trumpismo revitalizado, se cierne sobre Cuba el peligro de una nueva oleada de restricciones que llegarán cuando el país vive su peor momento de crisis agudizada, en los órdenes económico, político y social». Ante esta realidad, «es urgente que las autoridades cubanas apuesten por una reforma integral de la economía» y que «se opte de una vez por todas por una estrategia de diálogo y reconciliación nacional». En Cuba, lamentó, «no existen condiciones para una transición pacífica. Si los designios de aquellos que apoyan el trumpismo se cumplen, el precio en violencia y escasez no lo pagará la clase política del país, sino el pueblo».
La inquietud chilena
El presidente Gabriel Boric también saludó al vencedor de las elecciones con un llamamiento en favor de un «desarrollo inclusivo, el respeto a los derechos humanos y el cuidado de la democracia en nuestra región». La principal preocupación del Gobierno de izquierdas es no solo el inicio de una guerra proteccionista global que afecte a las exportaciones de cobre. Chile es el único país latinoamericano beneficiado por el programa llamado Visa Waiver de Estados Unidos que permite a sus ciudadanos entrar a ese país sin visado. Los republicanos han reclamado el cese de esa prerrogativa por una serie de delitos que involucraron a chilenos que se hacían pasar por turistas.