1. Un pueblo moldeado por los ríos
  2. El Castillo de los Almohades
  3. El puente romano y el casco antiguo
  4. Las cuevas de Alcalá del Júcar

En la provincia de Albacete, en la región de La Manchuela, se halla un sitio que parece haber sido extraído de una historia: Alcalá del Júcar. Este encantador pueblo, ubicado en un meandro del río Júcar, es una joya que sobresale en el entorno de Castilla-La Mancha. Sus viviendas blancas, adornadas con tejidos de color naranja, se despliegan en las cimas de una montaña, protegidas por un antiguo castillo de procedencia almohade. En Alcalá del Júcar, la historia, la arquitectura y la naturaleza se fusionan para brindar a los turistas un ambiente singular y repleto de encanto.

Un pueblo moldeado por los ríos

La región de La Manchuela está conformada por los ríos Júcar y Cabriel, cuyas corrientes han moldeado los valles, generando contrastes interesantes entre las elevaciones pronunciadas y las llanuras planas. Este juego de formas naturales es lo que otorga a Alcalá del Júcar su carácter tan único y cautivador, una mezcla entre la naturaleza y la historia.

En este ambiente encantador, el río Júcar se transforma en un reflejo natural que muestra la hermosura de Alcalá y el verde de las cercanías, añadiendo encanto al ya impresionante paisaje de la localidad. El río también se convierte en un lugar de reunión para actividades recreativas y de ocio, desde piragüismo hasta senderismo, lo que hace al pueblo un lugar perfecto para los aficionados a la naturaleza y el deporte.

El Castillo de los Almohades

El castillo, que se originó en Almohadas y se remonta al siglo XII, es una de las edificaciones más representativas de la localidad. Esta fortaleza histórica, que en algún momento sirvió como bastión de defensa, se eleva en una peña de roca y ostenta la panorámica de todo el valle. A pesar de que ha experimentado cambios con el paso del tiempo, todavía mantiene su carácter medieval, con muros y torres que evocan tiempos pasados y reafirman la relevancia estratégica de la región durante la Edad Media.

El acceso al castillo ofrece al turista la oportunidad de contemplar unas vistas panorámicas sin igual del valle y del río Júcar. Aquí se puede observar la singular estructura del pueblo y comprender por qué se seleccionó este lugar para edificar una fortaleza. Actualmente, el castillo se ha transformado en un punto de interés turístico que facilita sumergirse en la historia y explorar los orígenes de la zona.

El puente romano y el casco antiguo

El puente romano, uno de los componentes más emblemáticos de Alcalá del Júcar, une la región moderna con el casco antiguo. Este puente, construido en piedra, sobrepasa las aguas del río Júcar y presenta una imagen postal que se ha transformado en el emblema de la localidad. Cuando uno cruza el puente, se adentra en el núcleo del casco antiguo, donde parece que el tiempo se ha detenido.

Las vías del casco antiguo son íntimas y curvadas, enmarcadas por viviendas tradicionales que mantienen la esencia de épocas pasadas. Una de las atracciones más sobresalientes es la iglesia de San Andrés, una edificación gótica cuya torre esbelta sobresale en la visión. La iglesia, con su encanto arquitectónico, resalta particularmente al atardecer, cuando la luz solar enfatiza sus detalles y el paisaje adquiere matices de oro.

Las cuevas de Alcalá del Júcar

Otra atracción destacada de Alcalá del Júcar son sus cuevas. Estas cuevas, excavadas en la roca caliza que sostiene el pueblo, poseen una historia de más de 700 años y han sido utilizadas para diferentes propósitos a través del tiempo. Primero, algunas eran utilizadas como establos y otras como refugios o escondites, lo que evidencia la adaptabilidad de estos lugares subterráneos.

Actualmente, algunas de estas cuevas están disponibles para el público y representan una visita esencial para aquellos que quieran descubrir el aspecto más fascinante y enigmático del pueblo. Una de las más reconocidas es la Cueva del Diablo, que atraviesa gran parte del interior de la montaña y brinda una experiencia singular y cautivadora, evidenciando la forma en que antiguamente habitaban y laboraban en estos lugares.
 

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