Se conectaron uno a uno los presidentes autonómicos a la cita que había convocado el líder del PP. Pasado el mediodía del viernes en Génova, Alberto Núñez Feijóo y algunos de sus vicesecretarios se ponían al otro lado de la pantalla. Feijóo pidió expresamente a todos los barones de su partido poner a disposición de la Generalitat Valenciana a expertos en catástrofes, protección civil y reconstrucción que tengan en sus gobiernos o a los que hubieran recurrido antes para enfrentarse a una emergencia en sus territorios. Carlos Mazón hizo una desgarradora descripción a sus compañeros sobre el estado en el que ha quedado la provincia de Valencia. La destrucción que dejó la riada, la cifra de muertos y los problemas que afrontarán en el futuro -empezando por el alcantarillado o los 75.000 coches que aún deben retirar- dejó sin palabras a los dirigentes del PP.
Todos atendían sin interrupciones. Las caras lo decían todo. Pero muchas incógnitas siguen en el aire. Mazón fue, según relatan varios de los participantes, el que más tiempo habló -en torno a 20 minutos- antes de retirarse a la reunión en la que se monitoriza la crisis valenciana. Trató de explicar -sin éxito aparente- los motivos por los que no pidió formalmente la declaración de la emergencia nacional a las pocas horas de ver la dimensión de lo ocurrido.
El ‘president’, relatan algunos de sus compañeros, fue consciente de que era una emergencia mayúscula el miércoles por la mañana, pero insistió en que no recibió la respuesta que esperaba del Gobierno central -“que no quiso declararla”- y que, por ese motivo, siguió al frente con la intención de no abandonar la gestión y a la ciudadanía.
Feijóo ha sido el que más ha insistido en que se debía declarar esa emergencia nacional, incluso días después de que se desatara la catástrofe. El Gobierno aseguró entonces que ya, en ese momento, no tenía sentido echar a un lado a las autoridades autonómicas, que son las que mejor conocen el terreno. Pero el debate competencial estuvo abierto en canal. La ley del Sistema Nacional de Protección Civil de 2015 prevé que sea el Gobierno autonómico el que lo solicite, dejando el mando y la coordinación en el Ministerio del Interior. También puede decidirlo directamente el Ejecutivo central. Pero no ocurrió ni una cosa ni la otra.
Mazón inició su intervención agradeciendo a Feijóo las conversaciones mantenidas a lo largo de los días y sus “consejos”. El líder del PP, en todo caso, no emitió ninguna señal de apoyo directa y se limitó a alabar la solidaridad de todas las comunidades, en plural, con la tragedia. Hubo una foto de cierta unidad, pero no un respaldo claro, insisten varios presentes.
El ‘president’ abordó con sus compañeros de filas cuestiones técnicas con más detalle. Y cuestiones políticas. Se defendió de las presiones y el cuestionamiento absoluto que hay de la gestión que la Generalitat hizo, sobre todo, el martes 29 de octubre. El día que se desató la riada que acabó con más de 200 muertos. Defendió que lo relevante no era si había estado presencialmente en la reunión del CECOPI, sino haber estado informado y pendiente. Y cargó duramente también contra el Gobierno central por la “campaña de desprestigio” contra él. Mazón se justificó en varios momentos, recordando que otros responsables del Ejecutivo central y organismos clave tampoco estuvieron presencialmente en la reunión. O que se incorporaron más tarde o al día siguiente. Repasó la falta de información que la Generalitat sigue denunciando y que era necesaria para haber tomado antes las decisiones.
Mientras la reunión transcurría empezó a haber un nuevo goteo de contradicciones sobre la comida que mantuvo el máximo responsable autonómico aquel martes. Más tarde se supo que el almuerzo fue con la periodista Maribel Vilaplana para ofrecerle la dirección de À Punt, la televisión valenciana. Y que se prolongó hasta las 17:20 a pesar de que en un inicio la Generalitat aseguraba que a las cinco de la tarde el ‘president’ ya estaba en el Palau. “Debió explicarlo desde el primer minuto. No se entiende y no se habría puesto en tantas dificultades”, coincidían distintos dirigentes.
En el PP existe un consenso sobre la “inacción” de Moncloa a partir del miércoles 30 y no hay un solo dirigente que no ponga el foco en lo que consideran un “abandono”. Pero también hay verdaderas dudas sobre los pasos que siguió la Generalitat el día anterior. En todas las horas previas a la catástrofe. Y el cuestionamiento sobre algunos miembros del Consell se ha extendido: “Hay que hacer los gobiernos pensando en estas cosas. Y especialmente cuando se trata de las áreas de Emergencias o Protección Civil”, dicen algunos dirigentes. El nombre de la consellera Salomé Pradas aparece en todas las conversaciones del partido.
Preocupación por la manifestación
Distintos dirigentes del PP reconocen que hay una honda preocupación por la manifestación convocada contra la Generalitat este sábado en el centro de Valencia. “No es lo mismo que vayan 1.000 a que vayan 200.000 personas”, reconocía un presidente autonómico con trayectoria. Que ese malestar contra Mazón se evidencia en las calles preocupa mucho al PP, donde también se ha extendido la sensación de que la batalla del relato ya se perdió hace mucho tiempo.
Todos coinciden, como publicó El Periódico de España, que Génova asume como “un desastre para el PP” la caída de Mazón inmediata. El runrún sobre una posible dimisión -a la vista de las negligencias cometidas- no cesa, pero en el partido nadie lo ve “por ahora”. Todos los dirigentes consultados por este diario insisten en que eso sería asumir “la culpa” de la tragedia “de manera exclusiva” cuando el PP apunta a la inacción del Ejecutivo central. “También sería un abandono de la ciudadanía. Eso es impensable”, zanjan, mientras reconocen que tampoco esperaban “una decadencia” del gobierno autonómico tan evidente, con tantos fallos y tantas idas y venidas. “La sensación de caos prevalece”, dicen dirigentes de distintos niveles. “Pero yo no le he visto con ninguna intención de dimitir”, zanja un barón del PP.