Sara Martos, de 10 años, lleva lo que ella califica de «pesadilla»: “Los hierros”, los llama. «Tengo amigas que llevan fundas, pero a mí me dijeron que debía llevar ‘brackets’. No me gustan nada, pero el dentista me dijo que en menos de dos años seguramente me los podrá quitar”. Contando los días para dejar de llevarlos, admite que “lo importante es que la dentadura quede bien”, aunque hace todo lo posible para que no se vean. De hecho, algún compañero suyo ha llegado a hacer broma sobre su boca, comparándola con las “vías de un tren”. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, siente que su ortodoncia es menos visible, menos risible. Y achaca a los ‘brackets’ de Lamine Yamal esta suerte de restauración. “Me encanta que presuma de ellos”, subraya Sara. 

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