Diez días después de la trágica DANA, los vecinos y amigos de Silvanna Lochi, la vecina de Turís desaparecida el pasado 29 de octubre, siguen buscando cualquier rastro que les permita localizarla.
Su entorno lanza un grito desesperado tras tantos días sin tener ninguna noticia de esta mujer de 53 años, que regresaba de Puçol hacia esta localidad de la Ribera cuado le sorprendió el agua. A lo largo de toda la semana, sus allegados han estado contactando con las autoridades para obtener cualquier novedad en torno a su paradero. «Tienen su ADN y multitud de fotos, pero no han encontrado ningún rastro de su coche ni de ella», lamentan.
Ante esta situación, sus amigos han intentado reconstruir a pie todas «las rutas posibles» que Silvanna pudo realizar aquel martes desde Calicanto -último lugar en el que su teléfono da señal- hasta Turís. «Se han sumado una gran cantidad de voluntarios y amigos de ella que han recorrido este trayecto a pie, en moto o con otros vehículos», explican. Sin embargo, lamentan que «no hay ningún rastro». Además, han contactado con una empresa que ofrece servicios de geolocalización para ampliar el rastro.
Sus amigos esperan obtener una respuesta pronto. Por el momento, siguen cuidando de sus animales en su vivienda, los cuales también le esperan para entregarle todo su amor.
«Se mudó hace un año»
Lochi se trasladó de Holanda a Turís para iniciar una nueva vida. Según explicaba hace unos días su entorno a Levante-EMV, «se mudó hace un año a este pueblo, donde compró una casa y se vino». La desaparecida se ganaba la vida «limpiando casas, aquí, allá y donde fuera», por lo que se encontraba en su turismo regresando a su casa cuando se inició la tragedia. Su entorno cree que «desapareció en la CV-424», ya que volvía de Puçol. «Su teléfono se conectó por última vez al repetidor de Calicanto», añadían.
La mujer, de 53 años, es de complexión delgada, pelo negro y ojos marrones. En ese momento, conducía un coche Mitsubishi. Su entorno pide a cualquiera que la haya visto o tenga alguna noticia, que se pongan en contacto. «Estamos muy nerviosos, esto es un infierno», recalcan.