El Diluvio es la primera escena que Miguel Ángel Buonarroti pintó en la bóveda de la Capilla Sixtina del Vaticano hacia 1509. Si se analiza detenidamente, se ve que en el lado derecho del fresco está una mujer cuyo pecho tiene morfología algo anormal… ¿de forma consciente?
Un equipo expertos en Historia del Arte, conocimientos artísticos, Medicina, Genética y Patología se han puesto a ‘diagnosticarlo’ para responder a esta pregunta. El resultado es que probablemente sí: Miguel Ángel pudo pintar un caso de cáncer de mama.
Según indican en el estudio ¿Miguel Ángel pintó a una joven adulta con cáncer de mama en ‘El Diluvio’ (Capilla Sixtina, Roma)?, la imagen probablemente esté vinculada al significado simbólico de una muerte inevitable, tal y como se expresa en el libro del Génesis.
En el Antiguo Testamento, Dios estaba furioso con los hombres por la violencia y corrupción que mostraban. Noé era la excepción. Le advirtió de que exterminaría a todos y cada uno de las personas desagradecidas, provocando un gran diluvio que duraría 40 días. Para salvarse, debía seguir sus instrucciones y fabricar un arca de madera, en la que podría entrar su familia, y una pareja de animales de cada especie. Así lo hizo.
En el fresco se puede ver el arca, una navecilla sobrecargada o personas que intentan refugiarse como pueden. Varias mujeres están con el pecho descubierto, algo que. «como símbolo de la maternidad y la feminidad, ha tenido siempre un papel importante en las representaciones artísticas».
Qué mensaje quería transmitir
Ocasionalmente, aseguran los autores, se puede identificar la patología mamaria en esculturas y pintura.» Esto ha provocado un debate entre los académicos sobre si estas anomalías fueron representadas intencionalmente por los artistas y, de ser así, qué mensaje pretendían transmitir a sus patrocinadores y al público», explican los profesionales que participaron en este trabajo, publicado en The Breast.
Es ahí donde entra en juego el icono-diagnóstico, un proceso de análisis e interpretación de estas posibles condiciones médicas en el arte para el que se requiere la colaboración entre expertos en biomedicina, historia médica e historia del arte.
De esta forma, y tras una observación cuidadosa, vieron que el seno izquierdo de la mujer analizada «muestra ptosis asociada a la edad o la lactancia materna con un pezón prominente y contornos suaves».
«El contraste con el seno derecho es evidente. Aunque ligeramente elevado por su brazo derecho, hay un pezón significativamente retraído y deformado. La piel areolar/periareolar está retraída, la parte medial de la areola parece erosionada, la piel craneal al pezón está profundamente hundida y retraída como una cicatriz. No se representa ninguna úlcera evidente. El cuadrante medial superior muestra un ligero bulto consistente con un bulto. De manera similar, hacia la axila izquierda, se ve otro ligero bulto, que podría representar ganglios agrandados. El lado medial del seno parece ligeramente descolorido, lo que representa un efecto artístico en lugar de una típica piel de naranja«, describen los autores.
La comparación con una fotografía anterior a la restauración (la 1D que aparece en la fotografía de portada de este artículo) mostró que la forma de los senos originales no tuvo cambios sustanciales. Y recalcan que aunque algunos podrían argumentar que la mujer representada es bastante joven para un diagnóstico de cáncer de mama, sobre todo cuando hoy en día alrededor del 85% de las pacientes tienen más de 50 años, «la aplicación de datos modernos al período del Renacimiento no es del todo precisa, ya que la esperanza de vida promedio entonces era de alrededor de 35 años, lo que podría haber influido en la presentación y las características del cáncer en ese momento».
Enfermedades descartadas
En el Renacimiento, epidemias como la tuberculosis, que se propaga a la mama a través de las vías linfáticas o sanguíneas, eran comunes. Pero también lo descartan por la forma nodular de mastitis tuberculosa.
También les parece menos plausible considerar la mastitis puerperal – un proceso inflamatorio de la glándula mamaria-, dada la afectación parcial de la mama y la falta de signos de lactancia. Además, descartan la mastitis de células plasmáticas, una enfermedad crónica más común mujeres mayores, debido a la aparente corta edad de la paciente.
Asimismo, «los traumatismos, las enfermedades inflamatorias crónicas como la mastitis lúpica y la sarcoidosis, así como las endocrinopatías como la diabetes, pueden presentarse con anomalías mamarias, aunque con menor frecuencia. Algunas de estas enfermedades pueden presentar signos patognomónicos distintivos que facilitan el diagnóstico, mientras que otras imitan de cerca el cáncer de mama primario, lo que hace que el diagnóstico sea más difícil y requiera una historia clínica completa y exámenes relevantes para una evaluación precisa», prosiguen.
Por tanto, consideran que el artista pretendió reproducir deliberadamente las patologías mamarias. Y lo hizo «con un simbolismo o significado teológico específico».
«La representación de un probable cáncer de mama está vinculada al concepto de la impermanencia de la vida y tiene un significado de castigo. Cabe señalar también que la mujer señala el suelo con el dedo índice de su mano derecha (el lado donde levanta y exhibe su pecho). Este gesto puede hacer referencia a Génesis 3,19: ‘… porque polvo eres y al polvo volverás».
Además, concluyen, tanto enfermedad incurable como el gesto son inseparables e ilustran la mortalidad debida al castigo.