Una semana después de la DANA, nos siguen llegando testimonios de personas afectadas por el paso de la riada. En esta ocasión hablamos con David Sancho, vecino de Torrent, que volvía a su municipio desde el polígono de Quart de Poblet, lugar en el que trabaja, y que se vió sorprendido por el agua en cuestión de segundos a la altura del Centro Comercial Bonaire, muy próximo al polígono de Quart.
«Estaba trabajando, no había llegado el agua y decidí volver a casa en coche, pero en instantes empecé a ver el agua, tenía un 10 % de batería y llamé a mi mujer porque veía que la cosa se iba a poner mal y en unos segundos me di un golpe con el coche y empezó a flotar, salí del vehículo como pude», recuerda Sancho. En el momento que salió fuera del vehículo fue arrastrado por el agua hasta un parking de camiones de Aldaia. «Tenía mucho frío, estaba en ese parking arriba de un camión, solo, tiritando, y pensé que no podía estar ahí, que me tenía que ir para ponerme a salvo y me lancé a nadar», relata.
«Pensaba que de ahí no salía, no paraba de tragar agua y golpearme en el cuerpo, nadar contra esa marea agota, me agarraba a lo que iba viendo, postes, palos… pero me arrastraba la corriente, no podía decidir dónde iba, pero llegué a unas naves donde había menos corriente y había una zona con mucha basura acumulada que estaba seca y fui allí», explica. David se quedó tumbado en esa zona, cansado, con frío y herido y empezó a pedir ayuda en voz alta. «Apareció un chaval que me salvó la vida«, confiesa. «Esa persona estaba preparada para salvar a gente, lo primero que hizo fue levantarme, me acercó al otro lado que estaba seco y me secó y me ofreció otra sudadera para cambiarme, me dio agua y de inmediato, ya a las dos de la mañana, me dejó su móvil para llamar a mi mujer».
Traslado al hospital
Al conocer noticias de David, su mujer llamó a la policía local de Torrent, quien se puso en contacto con los bomberos y pudieron llevarle al Hospital General. «Una vez allí me curaron las heridas, tenía la pierna izquiera muy mal, cortes en el abdomen y otras partes del cuerpo, vomitaba y tosía barro… tragué mucha agua», detalla. «Cuando acabaron de curarme, no me podían mandar a casa, así que se formó una serie de albergue en el hospital con el resto de pacientes que había que, como yo, no podían regresar a su casa por el temporal», añade.
Al día siguiente, miércoles, fueron a por él y, por suerte, pudo regresar a su casa, que no está afectada por la DANA. «Es un milagro que esté vivo y que te pueda estar contando esto», concluye.