Los orgánulos sin membrana, también denominados condensados biomoleculares, son pequeños elementos que se encuentran en las células y están cambiando la forma en que los científicos entienden la química de las proteínas, diversas enfermedades e, incluso, los misterios relacionados al origen de la vida en la Tierra.
La concepción tradicional de la estructura interna de las células consideraba a los órganulos con membrana, como las mitocondrias o los lisosomas, como la base del funcionamiento celular y de los procesos vitales. Ahora, el creciente hallazgo de orgánulos sin membrana, conocidos por los especialistas como condensados biomoleculares, está modificando esta visión y podría ser la base de una revolución en el campo de la biología.
Según un artículo publicado en The Conversation por el científico Allan Albig, profesor de la Universidad Estatal de Boise, en Estados Unidos, la identiicación de estos pequeños componentes y el análisis de las funciones que cumplen podrían cambiar la forma en que se entiende la actividad química de las proteínas, los tratamientos para diversas enfermedades y hasta los detalles relativos al origen de la vida en nuestro planeta.
Una revolución en la comprensión de la vida
Albig explica que comenzó a estudiar condensados biomoleculares en su laboratorio hace un par de años casi por casualidad: al comprender su importancia inició el camino por intentar descubrir todos los secretos que parecen esconder, y que podrían resolver varios de los misterios que aún subsisten sobre la forma en que se organiza la vida.
En realidad, los biólogos comenzaron a apreciar sobre mediados de la década de 2000 que algunos orgánulos no necesitan ser envueltos en una membrana, como sucede con los componentes internos tradicionales que conocemos en las células. Desde entonces, han descubierto una gran cantidad de orgánulos sin membrana adicionales: se denominan condensados biomoleculares porque están conformados por un grupo de proteínas y material genético, específicamente moléculas de ARN (ácido ribonucleico), que se condensan en gotas similares a un gel en el interior de las células.
Al profundizar en el estudio de estos componentes, los científicos descubrieron por ejemplo que las proteínas que incluyen no siguen las formas fijas establecidas para los elementos con membrana. Esta característica está cambiando la manera en que los especialistas entienden la función de las proteínas y podría indicar procesos químicos y biológicos hasta hoy desconocidos.
Origen de la vida y enfermedades
Al mismo tiempo, los condensados biomoleculares refuerzan la hipótesis sobre la función prioritaria del ARN en el origen de la vida en la Tierra. Luego de confirmar que el ARN puede formar espontáneamente condensados biomoleculares, muchos especialistas creen que no serían necesarios otros elementos para crear protocélulas: si el ARN es capaz de agregarse en condensados biomoleculares de manera independiente, se vuelve aún más plausible la hipótesis en torno a que las moléculas vivas pudieron surgir de productos químicos abióticos en la Tierra primitiva.
Por último, Albig sugiere que estos componentes, que están cambiando la perspectiva científica sobre cómo funciona la biología, podrían modicar la comprensión de enfermedades humanas como el Alzheimer, entre muchas otras. Además, ya están propiciando nuevos enfoques para manipular condensados biomoleculares con fines médicos, como por ejemplo desarrollar fármacos que puedan promover o disolver los condensados y desactivar de esta forma los procesos ligados a las patologías.