El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha comparecido este jueves en el Rose Garden de la Casa Blanca para hacer un breve discurso tras la victoria electoral de Donald Trump, el hombre al que él derrotó en 2020 y que le relevará el 20 de enero en un traspaso de poder radicalmente diferente ahora que hace cuatro años.
«Hablé con el presidente electo Trump ayer (miércoles) para felicitarle por la victoria y para asegurarle que he dado a toda mi administración instrucciones de trabajar con su equipo para asegurar una transición pacífica y ordenada«, ha dicho Biden. «Es lo que el pueblo estadounidense merece».
Son palabras que durante décadas no habrían merecido un titular ni ser noticia. Pero tras la negativa de Trump en 2020 a aceptar su derrota cobran ahora relevancia y significado.
Es algo que saben Biden y los demócratas, y también fue una diferencia que subrayó la víspera en su discurso aceptando la derrota la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris. Y al recordar su adhesión a la Constitución, Biden y Harris subrayan pasos antidemocráticos que en el pasado ha dado Trump.
El actual mandatario ha recordado que «el país decide y aceptamos la decisión que el país ha hecho» antes de repetir una idea que ha lanzado varias veces durante su mandato: «No puedes amar tu país solo cuando ganas«. Llamaba, asimismo, a «calmar los ánimos» y reducir tensiones. «No puedes amar a tu vecino solo cuando estas de acuerdo. Espero que, no importa cómo votaras, podamos vernos unos a otros no como adversarios sino como compatriotas«.
Sin autocrítica
Ha sido una declaración breve pero con palabras llenas de intención. Y Biden ha asegurado: «Espero que se deje de poner en cuestión la integridad del sistema electoral estadounidense. Es justo, transparente y se puede confiar en él, ganes o pierdas». No había una forma más elegante de señalar a la estrategia que ha usado Trump, que aseguró sin pruebas que sufrió robo electoral en 2020, siguió atacando la integridad del sistema y azuzando fantasmas de posible fraude en esta campaña y hasta el mismo día de los comicios, pero ha olvidado las acusaciones una vez que ha resultado ganador.
La intervención de Biden ha durado cinco minutos solamente. También como sucedió la víspera en el discurso de Harris en Howard University, no ha tenido espacio para la autocrítica, ni para abrir públicamente el análisis de por qué y cómo se ha producido la derrota.
Es un silencio atronador, porque indagar en ello y plantear un camino de futuro es básico para el Partido Demócrata, que en estas elecciones ha visto grandes trasvases de partes de lo que fue base fundamental de su electorado hacia Trump, especialmente hombres latinos y, en menor medida, hombres negros, pero también y como ya pasó en 2016 hombres blancos de clase trabajadora.
El legado
En estas elecciones, según se ratificaba hablando con votantes en la campaña y en las encuestas a pie de urna tras los comicios, el descontento con la situación de la economía, la herencia de altos precios de la inflación y el encarecimiento de vivienda, atención médica y de todo el coste de la vida, han sido factores fundamentales para muchos a la hora de votar a Trump y no votar a Harris. Y Biden ha reconocido que «hay mucha gente que lo está pasando mal», pero también ha defendido que deja tras de sí «la economía más fuerte del mundo», afirmación que sustentan los datos macroeconómicos de una recuperación tras la pandemia sin parangón entre las economías avanzadas.
El demócrata ha defendido también el legado de políticas económicas que deja, que ha definido de «histórico» y como uno que «ha cambiado EEUU a mejor». «La gran mayoría se sentirá en los próximos 10 años«, ha explicado, apuntando a legislación como la Ley de Infraestructuras, que prevé inversiones de más de un billón de dólares.
«Lleva tiempo y llevará mucho más tiempo, pero el camino por delante está claro, asumiendo que lo mantengamos», ha dicho. Ha sido también una expresión de su conciencia de que, con la llegada de Trump al poder y con los republicanos en control del Senado y posiblemente la Cámara de Representantes, puede que algunas de sus iniciativas sean derogadas.
Biden ha cerrado su intervención prometiendo seguir trabajando los 74 días que quedan hasta el traspaso del poder pero también con un mensaje para quienes se sienten derrotados tras estas elecciones. «En la vida los retrocesos son inevitables, pero rendirse es imperdonable». «Todos caemos pero la medida de nuestro carácter, como diría mi padre, es lo rápido que nos levantamos», ha continuado. «Una derrota no significa que estemos derrotados”.