Nadie imaginó que la lluvia del martes provocaría una catástrofe como la que está viviendo Valencia. Pueblos enteros destrozados se enfrentan a días duros de limpieza y búsqueda de desaparecidos.
Susana vive en Sedaví (Valencia), uno de los pueblos más afectados. Estaba haciendo la cena cuando le avisaron de una posible inundación. Ella pensaba que sería una tormenta como otra cualquiera y bajó a mover el coche fuera del garaje.
«Pensé que llegaba a casa, vivo a 50 metros», nos cuenta. Sin embargo, en cuestión de minutos el agua ya le llegaba por la cintura y se dio cuenta de que no lograría volver.
En plena calle, se encontró a su amiga Vanessa dentro de su coche, que no tardó en salir. Juntas, pudieron agarrarse a la reja de un comercio y resistir a la corriente durante cinco horas.
Mientras, su marido gritaba desconsolado por el balcón su nombre: «Yo le gritaba ‘estoy bien'». Por suerte, tras una noche de angustia, ambos pudieron reencontrarse.