Martes negro para la economía francesa después de que dos grandes del país, Alcampo y Michelín, anunciasen el despido de más de 3.000 trabajadores en su totalidad. Desde hacía semanas corrían rumores de que ambas empresas iban a llevar a cabo importantes recortes en sus plantillas y una restructuración del negocio, que implicaba el cierre de las fábricas Michelín de Vannes y Cholet, y el cierre de decenas de establecimientos en el caso de Alcampo, pero “nadie imaginó tal catástrofe”, afirman los sindicatos. 

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