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Comerse un guiso de hace cinco Siglos, como los que se mencionan en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, o apostar por un plato de fusión de rabiosa actualidad, mezcla de estilos japonés y mediterráneo, por ejemplo. Y, también, tapas y picoteo, postres y dulces, vinos y licores. Alcalá de Henares, la famosa localidad madrileña, suma a sus conocidos atractivos turísticos una nueva faceta gastronómica que no deja de ganar protagonismo.
Alcalá de Henares se encuentra a solo 40 kilómetros de Madrid capital, y se puede llegar de múltiples formas: coche, autobús, tren… Pero una de las alternativas más especiales puede ser el Tren de Cervantes, un ferrocarril turístico que une Madrid con la ciudad alcalaína (parte de la estación de Atocha) y en la que actores entretienen a los viajeros recreando pasajes de la popular novela de caballerías de Miguel de Cervantes Saavedra.
Alcalá de Henares es la cuna de Cervantes (allí nació en 1547), autor de la popular novela de caballerías. Y en varios de sus restaurantes se pueden pedir platos de esa época histórica, como el llamado duelos y quebrantos, que se cita en el primer capítulo de la obra y consta, principalmente, de huevos revueltos, jamón y tocino.
Para comer
La Hostería del Estudiante, un restaurante que pertenece al Parador de Alcalá de Henares, podría ser uno de los lugares elegidos para degustar el mencionado plato, porque está especializado en cocina tradicional, tanto cervantina como madrileña, y mantiene una decoración de época que ayuda también a trasladarse al momento histórico.
Allí se pueden pedir, además, migas, salpicón y la olla podrida de Don Quijote, que equivale al actual cocido. Y, de postre, las típicas rosquillas de Alcalá, con su característico hojaldre y cubierta de yema, y las igualmente populares almendras garrapiñadas y costrada de Alcalá, que recoge el hojaldre y las almendras, y suma crema pastelera y merengue.
Para probar la cocina más moderna de Alcalá, por su parte, una opción podría ser Ki-jote, un local que fusiona con acierto cocina japonesa y mediterránea.
El Ambigú, que es el restaurante del Teatro Cervantes, se encuentra en un punto intermedio, porque la estética del local y la interpretación culinaria son modernos, pero los ingredientes y las recetas siguen pautas tradicionales.
De tapas
La ciudad alcalaína es uno de esos lugares en los que se sigue poniendo una tapa por cada consumición pedida. Alcalá reúne decenas de bares y tabernas para disfrutar de la experiencia del tapeo, pero se podrán destacar cuatro: Indalo Tapas, considerado uno de los mejores; Brassbeer, que suma hamburguesas a las tapas habituales; Macandé, otra referencia por su calidad y El Tempranillo, que, aparte de cervezas, ofrece también una buena selección de vinos.
Patrimonio de la UNESCO
Pero la nueva vertiente gastronómica de Alcalá se suma a los atractivos de siempre de esta bella localidad, que es Patrimonio Mundial de la UNESCO y ofrece múltiples puntos de interés que conviene no perderse. De hecho, y entre otros aspectos destacables, es la primera ciudad diseñada y construida como sede de una universidad.
Y este podría ser un buen punto de partida para iniciar un recorrido turístico, la Universidad de Alcalá de Henares, con su Colegio Mayor y Paraninfo, y el Museo de Arte Iberoamericano, una novedad de este año. El Museo Casa Natal de Cervantes es otra opción más que recomendable, al igual que el Teatro Corral de Comedias.
Tampoco debería faltar en esta lista inicial la Calle Mayor, que es la avenida doble porticada más grande del mundo, la muralla exterior de Alcalá y la ciudad romana de Complutum. Y el espectacular sepulcro del Cardenal Cisneros, fundador de la Universidad y situado en la capilla de San Ildefonso. En la página web de turismo de Alcalá se pueden organizar las visitas y contratar también un guía oficial.
