Al regresar a casa, tras la brutal paliza que su padre les ha dado a ella y a su hermana, Seyran se ha enfrentado a Ferit. Con una mirada llena de desprecio le ha dicho: «Eres despreciable, egoísta y patético, un oportunista. ¿Qué más puedes hacerme?».
La tensión entre ambos ha sido palpable, pero antes de que Ferit pudiera responder, ha sonado el teléfono. Suna, llorando desconsoladamente, ha informado a su hermana de su situación: «Mañana me llevan a Antep».
Su padre ha decidido casarla con un hombre de su ciudad natal, y esto es insoportable para ella. «No puedo irme, no soy como tú. Si me obligan, me suicidaré«, le ha confesado.
Seyran, angustiada, ha intentado calmar a su hermana, prometiéndole que encontrará una solución. «Te lo juro, Suna. No dejaré que te vayas», le ha asegurado. Suna, por su parte, le ha suplicado: «Haz algo, Seyran. Solo Orhan o Halis pueden convencer a papá».
Antes de colgar, Suna le ha lanzado una advertencia desgarradora: «Si ese hombre me toca, será mi último aliento. Ya no tengo fuerzas», y con esas palabras, ha dejado a Seyran rota de dolor, decidida a hacer lo imposible para salvar a su hermana.