Señor:

Hoy V.M. ha dado el paseo más amargo de Vuestra vida, y de Vuestro reinado, al igual que la Reina quien ha recibido un impacto directo de barro en su rostro. Lejos de lo criticable de estos actos, es preciso reconocer que VM es el único que no ha huido. Os han ofrecido una evacuación inmediata y la habéis rechazado (ofrecimiento que ha aceptado el Presidente del Gobierno abandonando el lugar), porque queríais seguir bajo ese fuego de lodo y barro acercándoos a Vuestro pueblo, para oírles y en la medida de lo posible fundiros con ellos en el sufrimiento y en el dolor.

Es lo que toca Señor, y es lo que habéis hecho, es Vuestro deber. Se impone analizar lo ocurrido lo antes posible y velar por la Corona y por su continuidad. De nada sirve preparar a la Princesa de Asturias para un futuro que no llegará si VM sigue prisionero del poder político. De sobra conocemos lo limitado que VM está por el propio texto constitucional, pero sobre VM descansa el poder moral del Estado, la auctoritas romana, el liderazgo espiritual y la defensa a ultranza de Vuestro pueblo. Lo de hoy es un toque de atención Señor, si VM no toma criterio propio, no hace valer su alta dignidad y su fuerza, con respeto al marco constitucional, y establece el rumbo a seguir, acabará arrastrado por el fango y el barro que aunque lo cree una casta inmoral de políticos, está asolando todas las Instituciones. Y se llevará la Corona por delante.

Hoy lo habéis sufrido en vuestro rostro Señor y encoge el alma ver las imágenes de un magnifico Rey insultado, pero debéis Señor ejercer el poder moderador del Estado apoyándoos para ello en el resto de poderes leales, pues como os dijo Vuestro abuelo, Don Juan III, por encima de VM y de la Institución monárquica, está ESPAÑA.

Somos muchos los que aún creemos ciegamente en VM como única salvación que nos queda, en Vuestra preparación, en Vuestra capacidad y en el inmenso respeto que a nivel internacional se Os guarda. Tenéis la más poderosa de las armas: el cariño incondicional de Vuestro pueblo, no lo perdáis Señor, haced los ajustes necesarios y liderad de una vez el necesario cambio moral.

Desde la mayor lealtad y cariño.

 

Iker Echevarría Mata

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