Dos vecinas desoladas en la calle Alfafar, una de las zonas más afectadas por la riada. / Redacción

Lo que ha ocurrido es una crisis humanitaria como en Europa no se había vivido desde hace décadas, fuera de enfrentamientos bélicos. Y una crisis de gobernanza inédita. El Estado es el Gobierno central, el autonómico y los alcaldes. Y en el desastre de Valencia, sólo una parte, la de los alcaldes, parece haber cumplido. Las otras dos patas, la del Gobierno autonómico y el central, resulta que han pasado de pantalla y están ya en otra pelea (insisto, la del relato) a expensas de unos ciudadanos que todavía siguen sufriendo de desatención.

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