Rafa está vivo de milagro. Lo dice él mientras saca barro de su casa completamente reventada por el agua. «Estoy vivo, eso es lo que importa». Y no para de repetírselo.
Lo ha perdido todo. Su taller mecánico está en la zona cero de la catástrofe y el agua lo ha reventado hasta los cimientos literalmente. Una de las paredes está completamente destruída por el agua, y el pilar que soporta la estructura tiene serios daños. La calle de al lado directamente se ha venido abajo. No queda nada del taller. Utiel es una catástrofe en cada esquina.
Algo similar le ha ocurrido a su casa situada en el barrio de San Isidro de Utiel, a unos 50 metros de la orilla del río Magro, que tantas víctimas ha dejado a su paso. El agua creció casi dos metros en pocos minutos y obligó a Rafa y a su madre de 95 años a hacer lo que fuera para sobrevivir.
«Estuve 6 horas agarrado a mi madre y subido al mueble del baño con el agua al cuello. Cuando vi que el agua subía más que el marco de la puerta pensaba que moríamos los dos», recuerda Rafa. Afortundamente él y su madre están bien, pero la casualidad quiso que el nivel del río bajara justo cuando estaban al borde de quedarse sin espacio para respirar. Un vecino bombero pudo rescatarlos a nado, y pocos minutos después el río volvió a subir.
Cuestión de minutos
«Nunca en mi vida había visto que el agua subiera más allá del bordillo. Por eso pensé que podía llover muchísimo pero que no sería nada», explica Rafa. Dice que al principio puso toallas en las puertas para evitar el paso del agua pensando que, como mucho, la cosa quedaría ahí.
En pocos minutos el agua desbordó todo. «Nos subimos a la mesa, y entró tanta agua que el agua empezó a flotar. Al final decidí, como pude, llevar a mi madre al baño y subirla conmigo al mueble, el sitio más alto que encontré. Así estuve 6 horas con ella, agarrándola mientras rezaba porque vinieran a sacarnos. Pensaba que me moría cuando el agua pasó por encima de la puerta, no sabía cuánto aire nos podía quedar», explica este vecino de Utiel. Critica, además, que la alerta por las riadas llegó muy tarde, cuando ya estaba encerrado en el baño con su madre anciana y el agua subiendo.
«Llamamos a todos los servicios de emergencia pero nadie nos cogía el teléfono. Pedimos ayuda hasta por grupos de Facebook porque no sabíamos qué hacer», explica Rafa. Finalmente fueron los vecinos los que sus medios (una zodiac y tractores) salvaron a la gran mayoría de la gente de aquella catástrofe.
Su casas se encontraba ya dentro del río y en mitad de un cruce de corrientes en varias calles. Ni con una zodiac con un motor de 100 caballos se podía acceder, y el agua estaba empezando a subir a los segundos pisos de las casas. Los rescatadores aprovecharon ese momento de calma para sacar a Rafa y su madre, unos de los primeros rescatados de aquella fatídica noche en Utiel.
Salvar la vida por tus nietos
Maribel está viva gracias a sus nietos. El ayuntamiento de Utiel, en previsión de las lluvias, decidió suspender las clases la noche anterior, con lo que los niños se quedaron en casa en una decisió que, vista ahora, salvó muchas vidas ya que uno de los centros está destrozado.
Esta mujer vive literalmente al lado del río Magro, también en el barrio de San Isidro, y su casa se inundó entera. De arriba a abajo, el agua llegó al techo. El destino quiso que su hija le invitara a su casa, unos metros más arriba para que pasara el día con sus nietos, y aquello le salvó la vida.
«Si yo me llego a quedar aquí no lo cuento», explica la mujer. Una de sus amigas, de hecho, se quedó en su casa y es una de las fallecidas por la DANA. No le queda literalmente nada en la casa, todo está inservible, pero ella sigue viva.
Mi hijo de 9 años saltó desde el segundo piso
Que estuviera en casa de su hija no significa que estuviera a salvo, ya que permanecía en el barrio más golpeado por la DANA. Pudo subirse con su hija y sus nietos al segundo piso, y desde ahí los vecinos les sacaron. «Mi nieto de 9 años me decía todo el rato ‘no puedo, no puedo’, y al final conseguimos que saltara. No lo he pasado peor en mi vida», cuenta.
El único mensaje que quiere dar Maribel es que le gustaría que el real Madrid se interese por el caso de su nieto, seguidor del club merengue. «El otro día me contaba sonriente que el Madrid había donado dinero para la DANA. Ojalá este reportaje llegue a alguien y mi nieto pueda ir a ver un partido. Es lo único que pido, darle una alegría con todo lo mal que lo ha pasado, una ilusión», cuenta la mujer.