El oeste de Utiel está arrasado por la DANA. Barro, retroexcavadoras, coches destrozados, caras aún más destrozadas y montañas de enseres inservibles. Una imagen similar a la de muchas localidades a la vera del río Magro, sin embargo, en el caso de Utiel los daños están yendo a más y el ayuntamiento ya estudia si tendrá que demoler parte de dos barrios tras la devastación de la DANA.
Según explica el concejal de policía de la localidad, un grupo de ingenieros que trabajó en el terremoto de Lorca está ya en la localidad para valorar los daños estructurales de las casas por el agua que emana del suelo.
Bomberos que también están en la zona aseguran que hay casas que tendrán que ser derruidas y en muchos edificios empiezan a brotar las brechas debido al agua que se ha filtrado. Otras casas están directamente apuntaladas y en talleres se teme por el estado de los cimientos. El agua atravesó, literalmente, las viviendas, reventando todos los tabiques del interior.
El barrio más afectado es el de San Isidro, donde hay más de una decena de casas apuntaladas y el agua llegó a crecer más de dos metros en poco tiempo. Las máquinas siguen trabajando en hacer accesibles algunas calles, tres días después de la tragedia.
Los daños se concentran en los barrios situados al margen del río Magro, donde el agua llegó a alcanzar casi los segundos pisos de las casas y la corriente llegó a un punto en que ni siquiera las zodiac con motores de 100 caballos podían entrar a ejercer labores de rescate. “Aún escucho el ruido del agua todos los días cuando me duerno”, lamenta una vecina.
Solo el pueblo salva al pueblo
Las entradas del norte de Utiel son un hervidero de coches aparcados en cada hueco disponible, incluidos los arcenes de la carretera. Son voluntarios, gente que nadie conoce en el pueblo pero que han llegado cargados de palas y suministros para ayudar.
La solidaridad entre la gente del pueblo es lo que ha salvado a muchas personas. La fábrica de agua San Benedetto de la comarca ha mandado a sus repartidores a dejar agua embotellada gratis en cada esquina, grupos de voluntarios (del pueblo y de fuera) se afanan en hacer bocadillos y repartir bebida cada dos o tres calles, incluso un grupo de voluntarios ha preparado una paella gigante para invitar a comer a todo el que quiera en el pueblo.
En las calles más afectadas casi faltan palas para tantas manos. Cientos de jóvenes sacan barro y agua con sus escobas, varias retroexcavadoras sacan el lodo y el escombro que aún queda después de tres días. Hay algunas callejuelas cuyo asfalto se ha hundido por el agua.
“Es impresionante todo lo que se ha movilizado la gente. Antes ha venido un grupo de jóvenes y en nada nos ha limpiado todo, estamos muy agradecidos, la verdad es que es emocionante”, cuenta Rafa, un vecino de la localidad.
“Hay tanta gente que a veces hasta molesta, dejas la pala unmomento y cuando te giras te la ha quitado alguien para sacar barro”, cuenta a modo de broma Adrián, un vecino de la zona contento por toda la ola de apoyo.
Bomberos, Ejército y Guardia Real desplegados
Utiel es uno de los primeros municipios en los que se han desplegado Ejército, bomberos y Guardia Real. Los vecinos han realizado una gran labor quitando mucho barro de las calles, sin embargo, la policía local ha informado de que no permitirá la entrada de voluntarios a las zonas más dañadas ya que se prevé la llegada de un gran dispositivo militar que hará las labores de limpieza y ayuda a los vecinos.
Bomberos y arquitectos evalúan los daños en las viviendas y apuntalan las que están en un estado más critico, mientras la Guardia Real va vivienda a vivienda con su camión y efectivos para retirar los enseres que sean necesarios.
Acogidos en casa de las familias
Fuentes de la Guardia Civil de la localidad explican que no ha habido vecinos que hayan dormido en los centros sociales habilitados para ello. “Esa misma tarde habilitamos un centro y el hotel del tollo para acoger a las víctimas, pero al final no ha sido necesario, todos están durmiendo en casa de familiares y conocidos”, explican.
El agua ha dejado la comarca en un estado crítico. La mayoría de puentes que dan acceso a las pedanías han quedado borrados por la riada, y las vías del tren están en condiciones deplorables, o incluso colgando en el aire tras llevarse el agua puentes y tierra.
Todos los bajos comerciales de las zonas inundadas están completamente destrozados, y muchos negocios locales valoran el tener que echar la persiana. En otros casos, como el de un taller del barrio de San Isidro, el agua ha reventado la edificación hasta llegar a los cimientos.
Cientos de metros de escombros
La planicie donde se celebran las verbenas del pueblo cada año es el peor testigo de la tragedia. Las retroexcavadoras han llevado tal cantidad de escombros que se han formado varias montañas de cientos de metros de diámetro en la que hay todo lo que uno se pueda imaginar.
La maquinaria pesada sigue trabajando sin descanso tres días después, en una pesadilla de la que el pueblo todavía no ha podido despertar. Las zonas arrasadas tienen aún mucho trabajo por delante, del que ahora se encargarán los cientos de militares que se desplazan a la zona.