L’Alcúdia llora la muerte de Dolores y Maria Dolores, la madre e hija fallecidas en la madrugada del martes al miércoles por la riada que arrasó las calles de la localidad. Dolores Lacuesta Arnandis y Maria Dolores Almansa Lacuesta eran «de l’Alcúdia de toda la vida», como expresan sus vecinos. Cuando fallecieron, no estaban solas en casa: sus familiares intentaron salvarlas.
Dolores Lacuesta, viuda, de 87 años, vivía en una de las calles céntricas de la localidad de la Ribera Alta y tenía hijos y nietos. De vez en cuando, su hija Maria Dolores, de 62 años, iba a su casa a cuidar de ella, ya que tenía movilidad reducida y padecía una patología cardíaca. «Todas las semanas iban a darle la comunión porque no podía salir de casa», recuerda una vecina. El martes por la noche, la potencia del agua abrió las puertas de su domicilio, en el que todavía se aprecia la marca del barro, a aproximadamente un metro y medio de altura del suelo. Y la tragedia sucedió instantes después.
La progenitora se salvó del agua pero falleció esa misma noche
Al parecer, la inundación provocó un desprendimiento en el interior del inmueble que ocasionó que un armario cayera sobre Maria Dolores, lo que causó su muerte. Un vecino y familiar explica a Levante-EMV que no estaban solas en casa: en la parte de arriba del domicilio se encontraban otro de los hijos de la anciana y un nieto. «Ellas no podían subir porque tenían problemas de movilidad, así que ellos intentaron ayudarlas a subir a la parte de arriba. Consiguieron coger a la madre, pero para cuando se dieron a vuelta, el agua había arrastrado a la hija y ya no pudieron salvarla», narra. No se descarta que Dolores, que tenía problemas de corazón, falleciera al poco tiempo de un infarto ante la situación vivida, a la espera del análisis forense.
«Los familiares se encuentran desolados», lamenta el alcalde del municipio valenciano, Andreu Salom. «Ayer estaban sacando los objetos estropeados por el agua, entre los que había una foto de comunión de la hija», comentan los vecinos. Afirman que la hija, Maria Dolores, también padecía problemas de salud. Vivía en otra parte del pueblo, pero iba habitualmente a cuidar de su madre y a visitarla. «Cuando pasó la riada sobre las cuatro y media de la mañana, las escuchamos gritar, pero no pudimos bajar a ayudarlas porque el agua iba muy fuerte», expone un vecino.
Ambas son dos de las 211 víctimas, según los últimos datos provisionales de fallecidos, que la DANA ha dejado a su paso por el país. El Ayuntamiento de l’Alcúdia decretó el jueves un duelo de tres días: «Queremos trasladar nuestras condolencias y muestras de apoyo a todas las víctimas mortales y sus familias de esta tragedia medioambiental, entre las que se encuentran las dos vecinas», comunicó el consistorio.