La tragedia de la DANA, que ya suma más de un centenar de personas fallecidas, está repleta de historias tristes de las propias víctimas y de sus familiares. Sin embargo, hay algunas otras que su desenlace ha sido menos traumático. Es el caso de Domingo y Samuel Rodríguez que consiguieron salvar la vida después de quedar atrapados en la A7, a la altura de Torrent, a las 18 horas; dos horas antes del primer aviso de Emergencias de la Generalitat Valenciana.
El tráfico los mantuvo retenidos en la carretera hasta que la corriente comenzó a arrastrar los coches que tenían por delante y a desprenderlos por el barranco. Estaban atrapados y la tromba de agua comenzó a desplazar su vehículo. Un camión que quedó atravesado en la vía, funcionó como freno de su coche, que quedó inclinado con el culo sobre otros vehículos. «El agua comenzó a subir dentro del coche y les llegaba hasta la cintura -, explica un familiar de ambos-. No podían abrir las puertas«. A las 20.45 horas, casi tres horas después de quedar retenidos, les pitó la alerta de Emergencias.
Ventanilla a ventanilla
El milagro apareció en forma de personas, un par de chicos que rompieron su ventana con martillos. «Ellos venían atravesando la cadena de coches acumulados ventana a ventana», prosigue el relato. Era el momento de unirse a ellos. Samuel, el hijo, con sobrepeso, le dijo a su padre: «Sálvate tú porque yo no podré salir«. Era un grito de desesperación, al creer que sería un impedimento para que su padre se salvara. «Él solo pensaba en que si morían los dos su madre y su abuela se quedarían muy solas«, cuenta su allegado.
Ventanilla a ventanilla, coche a coche, consiguieron resguardarse al otro lado de la mediana, en una zona que no estaba afectada por el torrente de agua. «Tenían luz porque los camiones las mantenían encendidas y cobertura en todo momento«, añade. En su aventura salvaron la vida a un señor, al que consiguieron sacar de otro de los vehículos colapsado.