La consternación ha invadido a la comunidad portuaria de Castellón después de conocerse el fallecimiento del policía portuario Eugenio Toledo, a los 47 años, en su domicilio de Benetússer tras desaparecer cuando trataba de socorrer a otros vecinos que habían quedado atrapados por la trágica riada causada por la DANA que se ha cobrado la vida de centenares de personas en la provincia de Valencia.
Eugenio trabajaba desde hace alrededor de seis años en PortCastelló efectuando labores de protección, control del tráfico o vigilancia de los movimientos en el recinto portuario. «Estamos todos en shock con su pérdida», sostienen sus compañeros, recordándole como una persona «muy alegre» y «deportista», aficionada a las carreras de atletismo en su tiempo libre.
Primó su vocación
Tal y como describen con dificultad para dejar a un lado los sentimientos, el policía portuario se encontraba el fatídico martes por la tarde en su domicilio de Benetússer, donde residía junto a su mujer y sus dos hijos. La gran avenida de agua llenó las calles en apenas unos minutos, arrastrando a la multitud de vehículos que trataban de escapar, algunos con vecinos dentro, y sumiendo a la población valenciana en la oscuridad absoluta.
Eugenio, desde su casa, fue consciente de que tres de sus vecinos se encontraban en apuros y estaban atrapados por la riada. Sin apenas pensarlo, primando su «compromiso y vocación de servicio», como le recuerdan desde la Autoridad Portuaria de Castellón, se lanzó a tratar de ayudarles.
Sin embargo, la fuerza del agua y el caos se impusieron al gesto heroico de Eugenio, desapareciendo del rastro de sus familiares que aguardaban su regreso a casa. Tras casi 48 horas marcadas por la angustia, su cuerpo sin vida fue encontrado este jueves en el garaje junto a otras personas que, por desgracia, corrieron la misma fortuna.
«Un héroe hasta el final»
«Un héroe hasta el final», le describían este viernes desde PortCastelló, aprovechando para mostrar el «más profundo pésame a la familia y amigos» por la pérdida de Eugenio. Su caso pone nombre propio a uno de los más de 200 fallecidos que, hasta el momento, han sido rescatados en la zona cero de la catástrofe, aunque se espera que sean muchas más ante la gran cantidad de personas de las que se ha perdido el rastro y aún no se han podido localizar.
Benetússer, municipio de la comarca de l’Horta Sud con cerca de 16.000 habitantes, afronta una situación crítica cercana al colapso ante la gran cantidad de vehículos destrozados y escombros acumulados en sus calles, los problemas con los suministros básicos y la veintena de vecinos desaparecidos a los que se trata de encontrar. Su término municipal limita con Alfafar y Paiporta, otras dos poblaciones sumidas completamente en la tragedia y que lloran la muerte de muchos de sus residentes.
Aun así, la resiliencia se abre paso estos días, reforzada con la llegada de más miembros de los distintos cuerpos de seguridad, de la Unidad Militar de Emergencias (UME) o, incluso, de voluntarios que intentar sumar sus fuerzas para salir adelante, eso sí, siempre de forma coordinada para que el apoyo sea realmente efectivo. Los esfuerzos, de hecho, están permitiendo restablecer poco a poco los suministros de electricidad o agua potable, aunque es cierto que como indicaron desde el consistorio todavía quedan muchos garajes inundados en los que puede haber personas atrapadas.