La continuidad de los impuestos extraordinarios a la banca y a las energéticas abre un frente en el Gobierno de coalición, después de que esta semana el Ministerio de Hacienda alcanzase un acuerdo con PNV y Junts donde dar por concluido el gravamen a las empresas energéticas. Un acuerdo que sí mantiene, aunque limitado, el impuesto a la banca, que se transforma para que su gestión pase a las comunidades autónomas, que podrán aplicar bonificaciones. Sumar ha rechazado este acuerdo y amenaza con tumbarlo en el Congreso, en una votación prevista para el 14 de noviembre.

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