Tras su constitución en 1906 en la Facultad de Geografía e Historia, y su traslado en 1960 a los sótanos de la Facultad de Química, el Museo de Historia Natural (MHN) de la Universidade de Santiago conmemora ahora el décimo aniversario de su apertura en el edificio del Parque Vista Alegre, cedido por el Consorcio de Santiago.
Esta ubicación, que supuso importantes cambios y avances, es para el director del museo, Javier Iglesias la clave de esta década. «Se trata de un edificio que se hizo específicamente para albergar el museo, lo que permitió cambiar mucho la organización interna, sobre todo la parte dirigida al público, la muestra permanente», comenta Javier Iglesias en conversación con EL CORREO GALLEGO. Ahora, muchos de los animales se muestran en unos «grandes dioramas», una especie de maquetas y en su medio natural. Así, se pueden ver diferentes especies que viven en un mismo ambiente.
Javier Iglesias también pone en valor el incremento en el número de visitantes. En concreto, el MHN ya consigue recibir a algo más de 20.000 visitas al año. «Mucha gente piensa que solo vienen excursiones escolares, pero precisamente hace poco hicimos unas estadísticas y resulta que aproximadamente la mitad de las visitas son individuales o en pequeños grupos familiares», detalla. El espacio se divide en varias salas expositivas, aunque también se llevan a cabo actividades de docencia, investigación y divulgación científica. Parte están organizadas por el propio museo y otras por la Asociación de Amigos del Museo de Historia Natural, o incluso por otras entidades externas.
«Tenemos nuestro laboratorio, dotado de aparatos de óptica como luces, microscopios o equipos fotográficos. Luego hay muchas colecciones científicas, especializadas, de algún tipo particular de animal, que en vez de estar expuestas al público permanecen en lo que llamamos la sala de colecciones», manifiesta. A mayores disponen de la sala Luis Iglesias configurada para hacer actividades, obradoiros, talleres o charlas.
«Hay elementos de la exposición permanente que estamos pensando en renovar»
A parte de la exposición permanente, se organizan habitualmente exposiciones temporales. Gran parte de las piezas que albergan en el museo son donaciones de científicos, de naturalistas, entre profesionales y aficionados. «Se trata de grandes expertos sobre seres vivos que coleccionan o que trabajan sobre ellos», especifica. También es destacable «la cantidad de donaciones de particulares que recibimos continuamente». Puede tratarse de un simple objeto como un fósil, una cornamenta de ciervo o un animal disecado.
Charla con personal vinculado al museo y una exposición temporal
Con motivo del décimo aniversario en Vista Alegre, el Museo de Historia Natural celebró ayer unha charla coloquio en la que participaron exdirectoras y exdirectoras, extrabajadores y colaboradores habituales con el objetivo de dar una visión del trabajo realizado a lo largo de los años por parte de los que formaron parte del museo.
Iglesias indica que en la actualidad trabajan en el museo cinco personas vinculadas a la Universidad y a mayores hay personal de empresas externas.
También se inauguró una pequeña exposición temporal que hace un recorrido histórico por la evolución de esta institución. «En ella se pueden ver objetos muy antiguos y que siempre estuvieron presentes como algunas especies de animales que fueron descritas por científicos gallegos», dice.
De cara a un futuro, Iglesias espera lograr una mayor actividad y visibilidad del centro, para seguir poniendo en valor sus fondos.
En estos últimos diez años ya se ha observado algún diorama que «habría que reformarlo». Asimismo, de la exposición permanente hay elementos que «estamos pensando en renovar». En referencia a las actividades dirigidas al público la idea es seguir potenciándolas para realizar «cada vez más y más variadas»