La ‘espantada’ de Vinicius y del Real Madrid en la Gala del Balón de Oro ha generado un nuevo foco de tensión para el brasileño y para su club. Una pataleta que, una vez desfogado, debería llevar al delantero a una profunda reflexión sobre la imagen que transmite. La suspensión del Valencia-Madrid por culpa de la terrible Dana que asola el Levante español le da más días para poder pensar.
El caso es que es posible que haya quien no ha votado a Vinicius por racismo. De todo hay en la viña del señor. Pero no parece creíble que muchos de los periodistas de France Football que votan hayan dejado de darle su apoyo por ese deleznable motivo. En primer lugar, es posible que le ganase Rodri porque a muchos votantes les parezca mejor futbolista que Vini o que ha hecho una temporada más completa que él. Y eso Vinicius debería entenderlo porque, siendo un gran jugador, no es ni Messi ni Cristiano y hay quien le puede discutir un premio.
También debería empezar a captar que hay actitudes suyas que le hacen antipático ante quien le vota o le ve jugar, aún poniéndose de su lado de forma incondicional cuando recibe nauseabundos ataques por el color de su piel. ¿Puede ser que disguste la agresividad con la que afronta los duelos con sus rivales? Que le pregunten a Casadó. ¿O que provoquen disgusto las formas que gasta con los árbitros? ¿Es posible que dé rabia cómo echa a su afición encima de los contrarios o del colegiado a las primeras de cambio? Podría ser. Todo eso puede contar en una votación. Ojalá recapacite. Que lo haga su presidente se antoja imposible.