- “Los militares queremos salir”
- Opiniones en contra
- Diferencia de trato con los civiles
- Capacidades que se podrían ofrecer
Medio millar de militares del Ejército de Tierra (unos 300), la Armada (100) y el Ejército del Aire (otros 100) se suman este viernes al despliegue de la Unidad Militar de Emergencias y de otras unidades que ya estaban trabajando en las zonas más afectadas por las inundaciones que han golpeado la provincia de Valencia y otros puntos del este de España, causando más de 150 muertos.
La respuesta del Ministerio de Defensa hasta el momento se traducía en más de 1.200 efectivos, llegados de distintos batallones y de la UME, así como algunos efectivos del Mando de Operaciones Especiales (MOE) y medios del Batallón de Helicópteros de Emergencia II (BHELEME II), del Ejército de Tierra.
La situación crítica que se vive en algunos de los municipios más afectados, con problemas de abastecimiento, mientras suben las cifras confirmadas de muertos, llevó al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, a solicitar oficialmente al Gobierno de España este jueves que desplegara militares del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire “para reforzar las labores logísticas y de distribución de ayuda a la población”.
Finalmente, horas después el Gobierno confirmó el aumento del despliegue militar para atender a las víctimas de las inundaciones, con las cifras antes mencionadas.
“Los militares queremos salir”
Antes de conocerse la noticia, se había extendido entre militares la exigencia de que se recurriera a más unidades de las Fuerzas Armadas, aunque también circularon mensajes en contra de esta opción.
“Los militares queremos salir y el Gobierno no nos deja”, “Margarita Robles, ¿qué cojones haces que no movilizas a los militares? Espabilad, que para mandar ayudas a Marruecos no tardáis tanto”, “estamos deseando salir fuera a ayudar”… fueron algunos mensajes difundidos por militares, que expresaban así su frustración por no haber sido movilizados para poder auxiliar a los damnificados.
La Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) criticó públicamente que no se hubiera desplegado a más militares, y aseguró en televisión que les estaban llegando mensajes de militares que estaban deseando ser enviados a las zonas afectadas.
Circuló también el llamamiento del general de división retirado Rafael Dávila, que en su blog (muy leído en círculos militares) publicó un artículo en el que apuntaba que “no hace falta ser muy listo para darse cuenta de la necesidad de desplegar unidades militares en ayuda de la población y su infraestructura en las comunidades afectadas por la tormenta llamada DANA. Hace falta alguien que mande y ponga tranquilidad y eficacia en tanto desastre”.
A su juicio, “las unidades convencionales de los ejércitos, por número y organización, son las que pueden mantener calma en la tragedia, llegar a los recónditos lugares, retirar, desescombrar, organizar una situación caótica. No sé a qué esperan cuando tanta prisa se dan para enviarnos fuera, al extranjero”.
Algunos miembros de las Fuerzas Armadas, deseosos de ir a ayudar, anunciaron en redes sociales que se estaban organizando para marcharse a Valencia en cuanto acabaran su semana laboral y tuvieran días libres.
Opiniones en contra
Pero ECD tuvo constancia de que se generaron debates en algunos foros, pues también hubo militares que se expresaron en contra de que se tuviera que aumentar el despliegue de las Fuerzas Armadas, como solución a la emergencia por las lluvias torrenciales que han causado decenas de fallecidos y han dejado en una situación muy complicada a miles de personas en Valencia y otras provincias.
Algunos comentarios apuntaban que no todos los militares tienen la misma formación que los efectivos de la UME para intervenir en emergencias como esta. Por tanto, quizás no sería de gran ayuda desplegar, sin un criterio claro, a cientos de militares.
Los argumentos de quienes apoyaban esta postura eran varios. En primer lugar, señalaban que aún no se han activado todos los medios civiles disponibles para actuar en esta catástrofe natural: citaban, por ejemplo, la opción de que otras comunidades autónomas que no han sufrido los efectos más graves de este temporal envíen personal de sus servicios de emergencia a Valencia y otras zonas afectadas, así como que se movilicen a más efectivos de Protección Civil.
“Deberíamos ser la última opción”, sentenciaban, para a continuación lamentar que las administraciones públicas se han acostumbrado en los últimos años a recurrir a las Fuerzas Armadas para atenderme emergencias no estrictamente militares: la pandemia del coronavirus, pero también otras emergencias de origen meteorológico, como la tormenta invernal Filomena que en enero de 2021 cubrió de nieve buena parte del centro peninsular.
Diferencia de trato con los civiles
Estos militares puntualizaban que obviamente si finalmente fueran movilizados, pondrían todo su esfuerzo, darían la vida si hiciera falta. Su queja no era una forma de negarse a actuar, sino un lamento por cómo las administraciones tratan a los militares y cómo gestionan este tipo de emergencias.
Criticaban que las Fuerzas Armadas parecen haberse convertido en el recurso gratis, en “mano de obra barata”, para suplir deficiencias que deberían ser cubiertas por otros servicios de carácter civil.
Destacaban la diferencia de trato que recibirán los policías, bomberos y miembros de servicios de emergencias que están desplegados por las inundaciones, y el que tendrán los militares.
Mientras que los militares “en silencio realizarán su trabajo en condiciones extremas, siempre al servicio de la ciudadanía, y serán recompensados con bocadillos de mortadela y sacos de dormir”, los sindicatos de los medios civiles (Protección Civil, policías, bomberos…) negociarán posteriormente compensaciones por las horas extras realizadas.
De ahí que rechazaran que se recurra a ellos, los militares, por ser el recurso barato del Estado cuando hacen falta manos en situaciones de emergencia.
Este tipo de mensajes tuvieron respuestas muy duras de otros militares, en el sentido de que eran posiciones vergonzosas: para ellos, por encima de todo estaba el deseo de servir a España, de ayudar a los españoles afectados.
Algunos apuntaban que con tener, precisamente, un bocadillo para comer y un catre y una manta para descansar, estarían encantados de ser enviados a los municipios donde su ayuda podía ser necesaria.
Capacidades que se podrían ofrecer
Entre militares, se han extendido comentarios criticando que no se echara mano de inmediato a ciertas capacidades que podrían haber sido de gran ayuda en esas “labores logísticas y de distribución de ayuda a la población” de las que habló el presidente de la Generalitat Valenciana.
Miembros de las Fuerzas Armadas desgranan las muchas capacidades que distintas unidades militares podrían aportar para paliar la situación que sufren los vecinos de las localidades más afectadas por las riadas e inundaciones.
Algunas de esas capacidades incluso se encuentran en cuarteles de la provincia de Valencia, y otras unidades podrían ser desplazadas en poco tiempo desde puntos de España más alejados.
Citaban, por ejemplo, el Mando de Transmisiones, para poder contribuir a las comunicaciones entre los efectivos desplegados de distintas unidades (UME, Protección Civil, Bomberos, Guardia Civil…).
También mencionaban los regimientos de Ingenieros del Ejército de Tierra que se encuentran en las provincias de Zaragoza, Burgos y Salamanca, y que disponen de vehículos pesados, excavadoras, palas empujadoras…
La posibilidad de movilizar a estos ingenieros y zapadores ha sido muy citada: “Tal vez los zapadores no tengamos ni idea de rescate en zonas colapsadas”, algo que sí conocen expertos de la UME, “pero a empujar tierra no nos gana nadie”, algo que puede ser necesario para retirar los coches, el barro, los ladrillos que obstruyen calles y carreteras y aíslan algunos municipios.
Además, son capaces de tender puentes que sustituyan los que han sido destrozados por la riada.
De las agrupaciones logísticas del Ejército de Tierra valoraban que cuentan con numerosos grupos electrógenos, para dar luz allí donde sea necesario. También disponen de estos aparatos, por ejemplo, en bases del Ejército del Aire, como el Segundo Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (SEADA), en Morón de la Frontera (Sevilla).
Camiones cisterna con agua y combustible, mantas, raciones de combate… los almacenes de estas unidades logísticas guardan elementos que podrían servir de ayuda en los lugares donde hay problemas de abastecimiento hasta de alimentos y agua potable. Las mismas unidades pueden instalar comedores y cocinas de campaña.
Para transportar todos estos materiales hasta las zonas más afectadas, se podrían movilizar a la Agrupación de Transporte del Ejército de Tierra, que dispone de camiones de grandes dimensiones para trasladar equipos y vehículos.
En un sentido similar, mencionan el problema de los cortes en la línea de ferrocarril que une Valencia con Madrid, y que según Óscar Puente estará cortada durante semanas.
Ahí podrían echar una mano los militares de la Sección de Vía y Obras de la Compañía de Ferrocarriles del Batallón de Especialidades II/12, del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros nº 12 (Zaragoza), que, entre otras capacidades, incluye el tendido y reparación de vías de ferrocarril y el transporte de vehículos, material y personal por ese medio de locomoción.
La lista continúa con los médicos y enfermeros del Cuerpo Militar de Sanidad desplegados por distintos cuarteles, y también las unidades de policía militar. En la base de Bétera, en Valencia, se ubica el Batallón de Policía Militar I: quienes piden mayor implicación de las Fuerzas Armadas creen que efectivos de Policía Militar (Ejército de Tierra), Policía Naval (Armada) o Policía Aérea (Ejército del Aire) podrían reforzar a la Guardia Civil, la Policía Nacional y las policías locales en labores de patrullaje, sobre todo cuando ya se han producido detenciones por saqueos en algunos comercios.
Este punto volvió a abrir cierto debate, sobre la cobertura jurídica de esos policías militares actuando en zonas civiles. Durante el primer estado de alarma por la pandemia del coronavirus, sí se desplegaron patrullas de militares, que llegaron a realizar detenciones, pero hubo roces con el Ministerio del Interior.
Listas de voluntarios
En este contexto del deseo de muchos militares por contribuir a paliar la situación dramática que se vive en las zonas afectadas por la DANA, fuentes consultadas por Confidencial Digital aseguran que en algunos acuartelamientos se han pedido voluntarios para ir a ayudar.
Se han preparado listados de voluntarios, para elevarlos a los mandos y que se ofrezcan a quienes tengan capacidad de decisión para ser desplegados.
De recibir luz verde para acudir, entienden que lo harían como “mano de obra”, como personal no especializado, pero deseoso de ayudar en lo que sea necesario: desescombrar, retirar barro… cualquier tarea que pueda servir para que los municipios afectados recuperen cuanto antes cierta normalidad tras la tragedia.
Pero al mismo tiempo esas iniciativas se han planteado como una forma de mostrar la disposición a acudir.
Sea de una forma u otra, las fuentes consultadas hablan de “cientos de voluntarios” para ello.
Otros militares plantean que, si no son movilizados, fuera de servicio (en días libres) se irán a ayudar a las zonas afectadas, en Valencia o donde se necesite.
Militares movilizados y en “prealerta”
Como se ha indicado, este viernes se unen a estas tareas otros 500 militares, de los cuales 300 pertenecen a unidades del Ejército de Tierra: se apunta, por ejemplo, al Regimiento de Caballería ‘Lusitania’ nº 8 de Paracaidistas, situado en la base ‘General Almirante’, en Marines (Valencia).
Cabe señalar que este regimiento tiene en su historial la ayuda a los damnificados por otra catástrofe que está siendo recordada estos días: la gran riada que sufrió la ciudad de Valencia en 1957 por el desbordamiento del río Turia.
ECD ha podido saber que las Fuerzas Armadas tienen personal en “prealerta” en acuartelamientos de las provincias afectadas, y en otros de las cercanías.
Así sucede, por ejemplo, en Sevilla (en el oeste de Andalucia también ha habido alertas) y en Murcia. En este segundo caso, hay militares prealertados en el Regimiento de Infantería ‘Zaragoza’ nº 5, integrado en la Brigada ‘Almogávares’ VI de Paracaidistas; más concretamente, en su Bandera ‘Ortiz de Zárate’ III de Paracaidistas, de Javalí Nuevo.