«Nuestros recursos se desbordaron, poniendo a prueba un sistema de salud que no tenía capacidad suficiente ni medios para atender al gran número de mujeres que llegaban de fuera del estado en busca de asistencia sanitaria reproductiva«, explica a EL PERIÓDICO Eve Espey, ginecóloga y especialista en planificación familiar en Nuevo México, estado vecino a Texas, uno de los que ha prohibido el aborto en los últimos dos años. En total, 21 de los 50 estados de EEUU han prohibido la interrupción del embarazo o lo han restringido hasta reducirlo a lo imposible. Pero los otros 29 estados tampoco han quedado indemnes: han visto colapsados sus sistemas de salud, ya de por sí frágiles en un país que cuenta con subsidios para personas mayores o vulnerables pero que no tiene una sanidad universal y gratuita. Esta tormenta perfecta ha hecho que miles de mujeres conduzcan durante horas hacia estados vecinos en busca de asistencia sanitaria básica, a veces incluso poniendo en peligro su vida.

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