La lluvia cambia el día a día y lo hace especialmente en los lugares donde es poco habitual y también cuando las precipitaciones caen de forma intensa en muy poco tiempo. Afecta a muchísimos aspectos, pero especialmente en la carretera.
El número de accidentes se eleva cuando fenómenos atmosféricos adversos como la lluvia o el viento hacen aparición y hay que adaptarse a las nuevas circunstancias. Fundamental en el capítulo de la seguridad vial.
Hay factores personales, de los vehículos e incluso en la forma de conducir que son claves para evitar estos siniestros, tal y como explica el policía Víctor Navarro en los micrófonos de COPE Cartagena.
La atención es primordial. «Cuando llueve parece que nos da un poco de miedo al agua como los gatos. Cuando vamos conduciendo somos un poco más torpes. Es fundamental prestar mucha más atención y poner todos los sentidos en la carretera».
las condiciones adaptables
Con la carretera más resbaladiza hay que tener en cuenta que hay que adaptar la velocidad. «La que la velocidad hay que adaptarla a las condiciones de la vía. Un vehículo que circula a 120 kilómetros por hora, la distancia frenada aproximadamente son 60-70 metros y con la lluvia se puede multiplicar por tres».
Curiosamente el momento más complejo es el inicio. «Son más peligrosas las primeras gotas, porque se crea como una especie de película en la calzada y hacen el suelo más resbaladizo. Por eso hay que tener mucha atención y ajustar como he dicho anteriormente la velocidad». El fenómeno del aquaplaning puede jugar una mala pasada.
El coche tiene que estar en perfectas condiciones, por lo que cuando llega el frío y las opciones de lluvia recomienda una visita al taller. «Es vital que nuestro vehículo lo llevemos en óptimas condiciones y es recomendable una revisión de cara pues a las temperaturas más bajas. Eso unido a una forma más cívica de conducir, porque no somos corredores de Fórmula1».
Las ruedas son un factor diferencial. «Si tú si te fueras a hacer deporte, a correr, a hacer senderismo no irías descalza o no irías con unos zapatos rotos que le faltara la suela. Hay que cuidar los zapatos del vehículo. Las ruedas del coche, moto o bicicleta tienen que estar en perfectas condiciones. Las hendiduras pues hay que recordar que no deben de ser inferiores a 1,6 milímetros», recuerda Navarro.
Para ver en mejores condiciones también hay que conocer el estado de los limpiaparabrisas, que permitirán observar mejor la carretera y las condiciones especiales que se pueden presentar en estos días complejos.
Evitar los riesgos innecesarios como sortear ramblas inundables, o meterse en zonas cuyo fondo no se conoce cuando está inundado pueden evitar sustos y también rescates por parte de los agentes de seguridad.
Hay riesgos más pequeños a los que se les hace menos caso y más cuando todo el mundo saca el coche para ir a por los niños al cole, por ejemplo. «El transporte público es una buena opción. No colapsamos tanto las vías como utilizando los vehículos particulares, habrá menos atascos y no habrá riesgos en los coles con los coches aparcados en doble fila que quitan visibilidad».
También los peatones deben poner una mayor concentración en tareas cotidianas como cruzar la calle ante la menor visibilidad. «Todo el mundo debe ser más cívico y tener mayor precaución, porque el tiempo de frenada es mayor y porque con lluvia somos un poco más torpes».
El mayor error que se comete en la conducción con lluvia es conducir como si no lloviera, por lo que tener en cuenta todo lo que se puede evitar es fundamental, ya que la lluvia es inevitable.