Desde los primeros días de la invasión rusa de Ucrania, la ayuda militar de los países de la OTAN, incluida España, ha sido incesante. Sin embargo, la compleja logística de las entregas de material, centralizadas en Polonia, ha retrasado en muchos casos la llegada de vehículos como los tanques Leopard y Abrams. La otra constante es la entrega de material a punto de cumplir su ciclo de vida útil, como los vetustos cazas soviéticos cedidos por Eslovaquia, lo que en algunos casos ha dejado a las fuerzas ucranianas en clara desventaja frente a los últimos desarrollos del país gobernado por Vladímir Putin.

Por eso resulta tan significativa la apertura de una fábrica del gigante alemán del armamento Rheinmetall en suelo ucraniano. Aunque las instalaciones se centrarán inicialmente en la reparación de vehículos militares, está previsto que en breve se vuelquen en la producción a gran escala de blindados. Y los primeros en salir de su cadena de montaje serán los Lynx, vehículos de combate de infantería (IFV, por sus siglas en inglés), cuya producción ya se ha iniciado.

«Estamos plenamente comprometidos con el apoyo a la industria de defensa ucraniana, garantizando que los equipos esenciales puedan producirse y mantenerse en el país», afirmó Armin Papperger, CEO de Rheinmetall, en declaraciones para TSN. Eso incluye, además de los primeros blindados que empezarán a entregarse en diciembre de este mismo año, otras instalaciones como una fábrica de municiones y una planta especializada en la producción de pólvora.

Además de acortar drásticamente los tiempos entre la firma del acuerdo y la entrega del armamento, este movimiento permitirá a Ucrania aprovechar las cualidades de uno de los blindados más modernos, un concepto modular que lo hace compatible con una gran variedad de misiones. En su versión con mayor potencia de fuego (Lynx 120) luce un enorme cañón de 120 mm, pero también puede configurarse como un vehículo con funciones de mando y control, reconocimiento o incluso de evacuación médica.

Rheinmetall está trabajando también en un Lynx autónomo, dentro del programa OMFV (siglas de vehículo de combate opcionalmente tripulado) que el ejército estadounidense ha lanzado para sustituir al vehículo de combate Bradley. La subsidiaria en EEUU de la compañía alemana plantea añadir al Lynx una torreta no tripulada y un lanzador de drones merodeadores.

Un tanque modular

El campo de batalla moderno exige armamento versátil y fácilmente reconfigurable, capaz de cumplir diferentes tipos de misiones y de facilitar el mantenimiento y la interoperabilidad. Rheinmetall tuvo muy presente estas necesidades durante la fase de desarrollo de la familia Lynx, un vehículo blindado de orugas diseñado para «ofrecer la máxima libertad de acción». Su diseño «asegura una movilidad excepcional, recopila datos, los analiza y los difunde, y crea ventanas de oportunidad para responder a las amenazas del campo de batalla con flexibilidad y eficacia», según señalan en su propia página web.

Su primera aparición pública tuvo lugar en 2016, cuando se pudo ver su configuración más ligera, denominada KF31 (KF son las siglas de Kettenfahrzeug, que en alemán significa ‘vehículo oruga’). Un par de años después, la compañía alemana desveló el KF41, más grande y con algunas actualizaciones, como la torreta Lance 2.0 y la posibilidad de reconfigurarlo como variante de mando y control.


El Lynx KF41 demuestra su gran movilidad en distintos tipos de terreno

Wikimedia Commons

Omicrono

La plataforma ha recibido un gran interés por parte de diversos países, como Australia, Grecia, Rumanía o Estados Unidos, aunque la primera en operarlo será Hungría, que este mismo mes de agosto recibió las primeras unidades de un contrato de 218 vehículos. Sin embargo, todo apunta a que Ucrania será el país pionero en su utilización en el campo de batalla. En cualquier caso, Rheinmetall ha seguido trabajando en nuevas variantes, como el vehículo de apoyo al combate (CSV) o el Lynx 120, con el mismo casco que el KF41 pero con un cañón de 120 mm en la torreta tripulada.

Detrás de la plataforma hay un concepto clave común a todas las variantes, que asegura su modularidad y capacidad de adaptación rápida. El Lynx tiene dos partes separadas: el vehículo básico, que oscila entre las 30 y las 45 toneladas, y el equipamiento especializado. Así, sobre un mismo modelo de propulsión, se instalan los diferentes equipos de misión, con la posibilidad de cambiar entre uno y otro una vez desplegado en apenas 8 horas

Las dos configuraciones principales son la KF31 y la KF41. La primera tiene un peso de hasta 38 toneladas, cuenta con un motor diésel Liebherr de 18 litros, con 755 CV de potencia y una velocidad máxima de 65 km/h. Por su parte, la variante KF41, con más capacidad, alcanza las 45 toneladas y su motor eleva la potencia hasta los 1.140 CV, lo que le permite llegar a los 70 km/h. El habitáculo está pensado para el conductor, el comandante y el operador de la torreta, además de 6 u 8 soldados, dependiendo de la configuración. 

Movilidad, protección y ataque

La movilidad fue una de las prioridades en el diseño del Lynx, lo que le permite hacer frente a pendientes de hasta el 60% o escalar obstáculos verticales de 1 metro de altura. También puede cruzar zanjas de 2,5 metros y dispone de una autonomía operativa de 500 kilómetros.


Demostración de disparo de misiles guiados Spike LR2 desde un Lynx KF41

En cuanto al blindaje, está fabricado en acero balístico e incluye un refuerzo de doble casco capaz de mitigar los daños causados por las explosiones. La protección puede ampliarse con elementos metálicos y cerámicos adicionales para resistir proyectiles perforantes de 25 mm a distancias de 500 metros. También dispone de protección frente a la explosión de artefactos con hasta 10 kg de TNT y puede contar con un Sistema de Protección Activa (APS) Strike Shield opcional, diseñado para contrarrestar las amenazas antitanque.

La tripulación de los blindados puede ser muy vulnerable, como demuestra el catastrófico fallo de diseño de los tanques rusos, que permite ‘decapitarlos’ con facilidad, y para evitarlo en Rheinmetall han reforzado su seguridad. El compartimento de personal está aislado del almacenamiento de la munición, además de ofrecer un espacio muy amplio dentro de la cabina. Eso permite garantizar que, incluso si una sección se ve comprometida, la tripulación siga protegida frente a daños directos.

En lo que respecta al armamento, el KF31 monta un cañón automático estabilizado de calibre 30 mm o 35 mm, con un alcance máximo 3.000 metros, tanto en estático como en movimiento. Su cadencia de fuego controlada es de 200 disparos por minuto. Además, dispone de una ametralladora coaxial Rheinmetall (RMG) de 7,62 mm, con una cadencia máxima de fuego de 800 cartuchos por minuto. Como elemento opcional, el Lynx también puede integrar un lanzador de misiles guiados antitanque, con capacidad para dos Spike-LR.

Por su parte, el KF41 dispone de una torreta actualizada Lance 2.0, que cuenta con mayor protección frente a amenazas cinéticas y de fragmentación. Además, puede incorporar el cañón WOTAN 35, con un mayor alcance y penetración que los cañones de 30 mm. También dispone de dos vainas de misión flexibles montadas a ambos lados de la torreta, donde se pueden instalar subsistemas como los ATGM dobles Spike LR2 de Rafael, un lanzador de pequeños drones o un paquete de guerra electrónica.

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