La peor catástrofe meteorológica registrada en la C. Valenciana, la Dana que barrió este martes la provincia de Valencia sumiéndola en la devastación, está dejando cifras desoladoras: 92 víctimas mortales confirmadas oficialmente –los pronósticos más desfavorables estiman que se superará con creces el centenar de muertos–, decenas de desaparecidos –existe la esperanza de que la mayoría de ellos estén ilocalizables por la caída de las redes de telefonía fija y móvil, pero sanos y salvos, 115.000 personas aún sin suministro eléctrico, las principales arterias cerradas al tráfico por destrucción de puentes y hundimientos de la calzada, municipios enteros anegados aún con un palmo de barro… La lista del desastre es casi infinita.
Los fallecidos
Con todo, lo peor es la inexplicablemente elevada cifra de fallecidos, que se han producido en su inmensa mayoría en l’Horta Sud por la riada generada por la desbocada crecida del barranco del Poyo a su paso por esta zona. Paiporta, con al menos 34 fallecidos confirmados, aunque la cifra aún aumentará, es el municipio donde con más dureza ha golpeado este desastre natural para el que las alertas de la Generalitat llegaron tarde: la población recibió la alerta en sus móviles más de siete horas después de que la agencia estatal Aemet advirtiese de la «situación de riesgo extremo» por la inminente llegada de un frente de lluvias muy torrenciales.
Detrás de Paiporta, por número de víctimas mortales, se sitúa Massanassa, con 12 –probablemente 17, ya que a última hora de este miércoles fueron localizados cinco cuerpos más, en un garaje y atrapados bajo coches en pleno casco urbano–; diez en Catarroja; ocho en Torrent; seis en Picanya; tres en Aldaia y tres en Alfafar.
Además, hay que sumarle seis fallecidos más en Utiel y uno, en València, en el barrio de La Torre, precisamente el único oficialmente identificado por el momento.
Esas son las cifras facilitadas por ahora desde los distintos ayuntamientos afectados por la tragedia, aunque aún falta mucha información. Y mucho trabajo por hacer, ya que, pese al incesante trabajo de los miles de agentes de la Guardia Civil (con 750 efectivos), de la Policía Nacional, de las locales, de los bomberos, de Protección Civil, de la UME (cerca de mil soldados) y de otras unidades de las fuerzas armadas para rescatar tanto a los vivos como a los muertos, aún no se ha podido acceder a todos los puntos donde se sospecha que hay víctimas mortales.
Los principales puntos donde se temen más fallecidos son garajes comunitarios en los que hay constancia de la existencia de personas de las que nada se sabe desde la tromba –entre ellos, un agente de la Guardia Civil y la pareja de un teniente de ese cuerpo, aparentemente atrapados en el sótano completamente anegado del cuartel de Paiporta– y las montañas de vehículos aplastados en calles y socavones generados por las trombas de agua, fango y maleza en varias carreteras, principalmente en la A-3 a la altura de Riba-roja, en la autovía CV-36, en Picanya, y en el corredor comarcal, a la altura de Torrent.
Es precisamente en esta última donde agentes de la Policía Nacional habían localizado a última hora de la mañana de ayer los cuerpos de varias personas fallecidas tras ser arrastrados sus coches por la riada sin que tuvieran tiempo de salir y buscar refugio.
La prioridad, identificarlos
En este momento, la tarea principal es rescatar todos los cuerpos de las víctimas mortales, entre los que hay varios niños, y trasladarlos a la Ciudad de la Justicia, en cuyos sótanos se ha habilitado una planta entera como punto de recepción de los cadáveres por parte de equipos mixtos de médicos forenses y especialistas en identificación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.
Pero la prioridad, como en toda catástrofe con víctimas múltiples, es identificar lo antes posible a los fallecidos para poder entregar los cuerpos a sus familias. En este caso, será a través de las huellas dactilares, que se presumen intactas por la prontitud en el rescate y el tipo de muerte. De hecho, en algunos casos, los agentes de la Policía Científica de la Policía Nacional y de Criminalística de la Guardia Civil, a los que se han unido equipos centrales especiales de uno y otro cuerpo llegados desde Madrid, incluso han podido tomar esa necrodactilar (impresión de las huellas tomada a un fallecido) en el lugar del levantamiento.
Pero no solo las fuerzas de seguridad se han reforzado. El Instituto de Medicina Legal de Valencia, que activó nueve equipos itinerantes para los levantamientos y dos más para realizar las entrevistas de recogida de datos antemortem con los familiares de las potenciales víctimas, además de otros cinco dedicados a recepcionar los cuerpos, está contando con la colaboración de otros 17 forenses y un auxiliar de Alicante, Castellón, Murcia y Baleares.
La ‘morgue’ en la Ciudad de la Justicia
En todo caso, la labora de identificación se está viendo ralentizada por esa dificultad en acceder a los puntos donde se sabe que sigue habiendo cadáveres. De hecho, al cierre de esta edición solo habían llegado unos 25 cuerpos a las instalaciones habilitadas en la Ciudad de la Justicia.
El otro foco de atención es liberar las carreteras de los coches y camiones amontonados por el arrastre de las aguas en carreteras y vías ferroviarias, para poder restablecer el tráfico. Pese a todos los esfuerzos de la UME, que ha seguido trabajando en esas tareas de limpieza a lo largo de toda esta madrugada del jueves, a media tarde del miércoles la Guardia Civil, que había realizado ya unos 2.500 rescates (70 de ellos, aéreos), estimaba que en la A-3 y en la A-7 seguían atrapadas 1.200 personas y 5.000 vehículos.