La Feria de Muestras de Valencia, ubicada en Paterna, es el recinto designado para albergar los cuerpos de las víctimas mortales de la mortífera DANA, que ha dejado, de momento, 155 muertos según cifras oficiales, aunque el pronóstico es que la cifra sea de varios centenares, dada la evolución de rescate y levantamiento de cadáveres en las zonas cero de la catástrofe meteorológica, la peor vivida hasta ahora en la Comunidad Valenciana.
Los responsables de la gestión de las víctimas mortales han decidido que el lugar más indicado para poder albergar el elevadísimo número de cadáveres que se prevén es precisamente el recinto ferial, que está siendo preparado a contrarreloj con contenedores frigoríficos. La intención es que sea allí donde permanecen antes de poder entregarlos a las familias.
Las terribles cifras que está arrojando esta tragedia ha obligado a la Generalitat a habilitar un lugar suficientemente grande para mantener los cuerpos con garantías, ya que el Instituto de Medicina Legal (IML), como es lógico, no dispone de suficientes cámaras de frío para un desastre de este tamaño. De esta manera, la solución ha sido buscar camiones con cajas frigoríficas aptas para el traslado los cadáveres que, al mismo tiempo, servirán como cámaras de refrigeración para conservar los cuerpos hasta que sean entregados a las familias y se realicen las correspondientes exequias.
Rescate e identificación, la prioridad
El procedimiento que se está siguiendo, tal como ha venido publicando Levante-EMV, es el habitual en estos casos, pero adaptado a la magnitud de la tragedia. Así, las fuerzas de seguridad comprueban cada sospecha de hallazgo de cadáver y, una vez confirmado, se desplaza alguno de los equipos mixtos itinerantes formados por un médico forense, dos agentes de Policía especializados en la identificación de cuerpos y un técnico, que levantan el cadáver haciendo uso de la función delegada por los diferentes juzgados, lo que permite agilizar la recuperación de las víctimas.
Una vez cumplimentado ese paso, el cadáver es trasladado en un furgón funerario o bien a la Ciudad de la Justicia o, como paso intermedio, al depósito de alguna funeraria, ya que la capacidad de la sala de autopsias es limitada. En todo caso, vayan directamente o no a las instalaciones del Instituto de Medicina Legal (IML) de València, una vez allí, equipos de forenses realizan las autopsias mientras que los agentes de la Policía Científica de la Policía Nacional y los de Criminalística de la Guardia Civil toman las huellas y una muestra de ADN a cada fallecido, con el fin de realizar una identificación oficial plena.
ADN y huellas de cada víctima
Para ello, se cuenta también con los datos ‘antemortem’ recogidos por otros equipos mixtos de forenses y policías o guardias civiles (en función del lugar donde se haya encontrado el cuerpo) durante las entrevistas con los familiares de las potenciales víctimas, se formaliza la denuncia por desaparición se les pregunta por las características físicas del desaparecido, sus datos personales, posibles marcas, tatuajes o cicatrices identificativos y el lugar donde se encontraba, así como la ropa que vestía o las joyas o adornos de los que pudiera hacer uso.
Además, se solicita una fotografía y su identidad completa, y una muestra de ADN del familiar, con el fin de completar el cotejo genético, tal como establece el protocolo de catástrofes con víctimas múltiples, que en este caso se activó en la misma noche del martes, cuando se tuvo constancia de que se rebasaría con creces la cifra mínima para ponerlo en marcha, establecido en cinco fallecidos.
Una vez concluidos los trabajos forenses —la autopsia para establecer las causas de la muerte— y de identificación policial —la toma de huellas y de muestras biológicas—, mientras se completa la identificación definitiva, que permita hacer coincidir el código asignado a cada cadáver a su llegada al IML con el nombre y apellidos de la persona ya establecido oficialmente, el cuerpo es depositado en los camiones frigoríficos, con capacidad para unos 20 féretros cada uno de ellos, que los trasladan al área del recinto ferial destinada a tanatorio. Ante la imposibilidad de refrigerar toda la nave, la solución es que los féretros permanezcan dentro de los contenedores, con refrigeración constante garantizada con la conexión eléctrica, hasta su entrega definitiva a las familias.