Es una de esas historias que conmueven. Historias íntimas del deporte. Historias que arrancan con un sueño que nunca llegas a creerte: “Cuando llegué al Mundial tenía 15 años y me creía el rey del mundo, ya era mayor”. Historias que te convierten en (casi) un héroe: “Cuando ganas, sea la competición que sea, es algo único, maravilloso”. Historias que tienen, siempre, un tropiezo, a veces duro, durísimo, inexplicable: “La sanción de cuatro años me la tomé con disciplina, cierta rebelión, pero la he olvidado ya de mi mente”. E historias que tienen un final apoteósico: “Volver a MotoGP tras cinco años de ausencia es algo que me reconforta muchísimo”.
La historia del italiano Andrea Iannone, ‘el maníaco’, de 34 años, ganador en MotoGP (Austra-2016, Ducati) y, recientemente, ´también de un GP de Superbikes (Aragón-2024, Ducati), es la historia de un valiente, de un ganador, de un peleón, de un gladiador, de un guerrero, que fue sancionado, tras apelación y demás, a cuatro años de inactividad al encontrársele, precisamente en un control antidopaje, aquí, en Sepang (Malasia), hace exactamente 1.814 días, dosis de Drostanolona, presente en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial de Dopaje.
Iannone lo negó todo e, incluso, trató de defenderse señalando que, posiblemente, esa sustancia había aparecido en su cuerpo fruto de alguna comida. Perdió y fue sancionado. Estuvo cuatro años alejado de la competición y, el año pasado, regresó a lo grande en el Mundial de SBK, de la mano del equipo Go Eleven, vinculado a Ducati, con quien acaba de renovar para 2025 y con quien ganó, hace poco más de dos semanas, el GP de Motorland.
El veterano Carlo Pernat, que fue representante de Iannone cuando corría en Suzuki, tras sus cuatro años en Ducati y antes de su final en Aprilia, ha mostrado hoy se admiración por la valentía de su expupilo, que ha tomado la decisión “tremenda” de volver a MotoGP y aprovechar la ocasión que le ha brindado Valentino Rossi, dueño del VR46 donde ‘Maníaco’ sustituirá, en los dos últimos GP, a Fabio Di Giannantonio, que debe operarse del hombro derecho.
«Andrea ha pasado un auténtico infierno. Aquellos que no conocen profundamente a los pilotos, la forma que tienen de razonar, no pueden imaginar, ni siquiera remotamente, cuanto puede llegar a sufrir un piloto alejado de las motos durante cuatro años»
“Estoy realmente contento por Andrea. Ese chico ha pasado un auténtico infierno. Aquellos que no conocen profundamente a los pilotos, la forma que tienen de razonar y las motivaciones que tienen en su interior, no pueden imaginar, ni siquiera remotamente, cuanto puede llegar a sufrir un piloto alejado de las motos durante cuatro años”, ha comentado Pernat.
“Sacar de su cabeza las motos, saber que no puede competir durante cuatro años, fue inhumano, créeme”, sigue explicando Pernat. “Y, ahora, resulta que el destino le permite volver a correr en MotoGP en el mismo circuito donde sufrió el castigo. Hay que agradecer a ‘Vale’ que se haya acordado de él. Y agradecerle a Andrea que haya sido tan valiente, porque hay que ser muy valiente para meterse en esta jaula de leones. Es, sin duda, un ejemplo, una rebelión positiva, que no genera derrota, sino futuro”.
El ‘paddock’, su casa
“No diría que soy otro”, ha explicado, hoy, en Sepang (Malasia), Andrea Iannone a El Periódico. “Sí puedo asegurar que hace ya tiempo que pasé página, me olvidé de todo, sufrí pero me recupere. He pasado un año fantástico en Superbikes y me siento muy contento conmigo mismo. Ahora solo se trata de disfrutar, de no querer hacer más de lo que puedo y de reencontrarme con la gente que siempre ha sido mi vida. El ‘paddock’ fue mi casa desde niño y aquí sigo teniendo mucha gente que me quiere y que, hoy mismo, me ha mostrado su alegría porque he regresado, un poquito”.
Aunque se lo comenten, Iannone no piensa repetir el sorprendente, llamativo e histórico papel del australiano Troy Bayliss, que, en 2006, fue invitado a correr el GP de Valencia y lo ganó. ‘Maníaco’ más bien piensa en su colega de SBK, Álvaro Bautista, que, el año pasado, tras varios test, cambió SBK por MotoGP, aquí, en Malasia, y acabó el 17º, es decir, casi último.
“No soy demasiado viejo como para pensar que no puedo hacerlo bien, aunque será muy difícil. Es todo demasiado nuevo para mí”, comenta Iannone, antes de una enorme carcajada. ‘Maníaco’ contó, también entre risas, cómo logró esta nueva oportunidad. “Hace quince días, iba en el avión camino de Jerez, la última cita del Mundial de SBK y, al conectar mi móvil en el ‘hall’ del aeropuerto, descubrí varias llamadas perdidas de Valentino (Rossi) y un audio diciéndome ‘pero, bueno, Andrea, dónde te has metido, cómo es que tienes el móvil desconectado; llámame, anda, que es importante”.
Iannone, claro, pensó que ‘Vale’ no tiene en su cabeza el Mundial de SBK. Y, cuando le respondió su llamada, le dijo “¡caray, ‘Vale’, que tengo carrera en Jerez!” “Pues, dentro de quince días, puedes correr, si quieres, en Malasia, con la Ducati de ‘Diga’”, le comentó el ‘Doctor’. “¿De verdad?, venga, venga, pues adelante”, le dijo Iannone. Y ni hablaron de dinero, claro. “¿Dinero?, ¡qué va!, la pasión siempre gana al dinero”, sentencia ‘Maníaco’.
«Mi vida es este ‘paddock’, llegué aquí con 15 años, aquí tengo multitud de amigos, que me han recibido con el mismo cariño de siempre. Todo está olvidado, solo espero divertirme aunque he visto todos los mandos que tiene la Ducati y me he asustado un poco»
Iannone no tiene ni idea cómo le irá, pese a haber pilotado motos gordas de calle durante todos estos años y, por descontado, correr en SBK. “Es un campeonato fantástico, pero muy distante de MotoGP, donde debes pilotar al límite, de lo contrario acabas el último. Mire, le contaré, ayer llegué al boxe del VR46 y me explicaron todos los mandos de la Ducati. ¡Es para volverse loco! Éste botón es para bajar la suspensión, éste para subirla, éste la presión de los neumáticos, aquí te aparece el mapa, aquí regulas la frenada….¿perdón? ¿Y quién pilota este aparato? ¿Cómo se pilota? ¿Qué hace el piloto? En serio, he tenido la sensación de que eran los mandos de un jet. Me voy, regreso cinco años después y las motos son aviones. ¡Impresionante!, así que, lo primero, es hacerme con los mandos. Veremos si puedo divertirme, no sé, no sé”.