Francisco Martín León ha trabajado más de tres décadas para la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), y desde su jubilación es una de los divulgadores sobre clima y tiempo más notorios en redes desde Meteored. Sin embargo, el veterano meteorólogo afirma haber presenciado «pocos» desastres «en tiempo real» como el actual, «ni la Pantanada del 82 ni la gota fría del 96». Los modelos de predicción, insiste, permitían predecir con precisión el impacto desolador que tendría esta DANA, por lo que invita a revisar los sistemas de aviso y alarma para empezar a adoptar medidas de emergencia incluso con días de antelación.

¿Se nos ha quedado corto el nivel de aviso rojo ante fenómenos tan destructivos como esta DANA? ¿Necesitamos un ‘aviso negro’?

Discrepo. He trabajado en Aemet durante 36 años justamente sobre fenómenos severos. En este caso, desde hace seis o siete días los modelos numéricos de previsión daban una situación de DANA potencialmente muy activa. Con cinco días de antelación, podíamos ver que durante el 28, 29 y 30 se podían acumular 300 litros por metro cuadrado. Eso es una barbaridad desde el punto de vista meteorológico, porque los modelos no van más allá de estas cantidades tan abrumadoras. Y un color negro no añadiría nada absolutamente nada.

Y sin embargo, las precipitaciones acumuladas superan de largo esas previsiones.

Ha pasado como con Filomena: a medida que se acercaban el 28 y 29, todos los modelos señalaban ya zonas de Andalucía -de Málaga a Almería-, Murcia, Albacete, y sobre todo una zona en la Comunidad Valenciana que destacaba considerablemente. Predecir hasta 300 litros es una aberración, un diluvio para un modelo que tiene 10 km de resolución. Y ya anticipaba de que algo gordo iba a ocurrir en la Península Ibérica.

¿Considera que se comunicó adecuadamente al público la peligrosidad del episodio?

Aquí aparece un problema de concienciación sociológico: me parece que estos avisos han estado infravalorados. Sabíamos que la situación de DANA muy activa iba a generar un entorno favorable para el desarrollo de tormentas organizadas, severas, húmedas y profundas. Aemet puso un aviso rojo el martes por la mañana de tipo observado, es decir, cuando ya había datos de 150 a 200 litros de lluvia. Desde mi punto de vista personal, ya sin ninguna responsabilidad meteorológica, esto se podía haber mejorado poniendo avisos rojos previstos con dos o tres días de antelación.

¿Cómo se podría haber concienciado mejor de que esta no iba a ser «una tormenta más»?

El ejemplo lo tenemos en Estados Unidos, con los dos huracanes que han afectado a Florida este año. En el primer caso, el gobernador emitió órdenes de emergencia de evacuación, y en el segundo, fue el presidente Biden quien llamó a evacuar las zonas. No digo que en España tenga que salir el presidente del Gobierno, pero si se trata de un fenómeno que ocurre cada 30 o 50 años, alguien de alto nivel tiene que dar la cara. Y otra cosa que debemos importar son las predicciones basadas en los impactos que van a provocar los fenómenos sobre la población. Se hace en EEUU y en partes de Europa, pero en España todavía no.

¿Cree que el ‘fiasco’ del año pasado en Madrid con el aviso de Es-alert y la DANA que no alcanzó la capital ha llevado a retrasar esta última alerta?

Creo que no. Hay cierto conservadurismo de cara a la emisión de avisos de nivel rojo, y mantengo que más vale salir con un rojo a dos o tres días vistas, especialmente ahora que tenemos herramientas de predicción mucho más poderosas. Pero la alerta es otra cosa, que depende de las actitudes políticas de quien decide. La decisión de suspender clases en muchos pueblos el 29 fue muy buena, pero habría sido aún mejor evitar toda la movilidad, avisando a la gente para que trabajase desde casa.

Llama la atención, no obstante, que se hayan alcanzado 500 l/m2 en ocho horas en lugares como Chiva. Nadie previó tanto ¿Qué ha pasado?

Los modelos numéricos tienden a subestimar la lluvia de tormenta. Pero hay algo más: Ahora tenemos muy cerca un depósito de gasolina de primera, el mar Mediterráneo. El calor del agua hace que acumule mucha energía, y actúa como suministradora de vapor para las tormentas más intensas. Esto realza lógicamente las cantidades de lluvia que se registran al final. El modelo numérico tiene sus limitaciones: sin un ser humano preparado, el predictor, no aporta un valor añadido, esa predicción no sirve para nada.

¿Qué son los ‘Sistemas Convectivos de Mesoescala’ que los meteorólogos han detectado acompañando a esta DANA?

Hay diversos tipos de tormentas. Una tormenta simple dura 10 minutos, una tormenta profunda de seis a doce horas, pero estos sistemas de los que hablamos son grandes grupos de tormentas en racimo que se organizan entre ellas para crear un organismo parecido a una multi célula, con un ciclo de vida de mayor duración. Pueden alcanzar proporciones descomunales como en este caso, que reciben el nombre de «complejos convectivo de mesoescala«. La Pantanada de Tous del 82 se produjo por el primer complejo convectivo de mesoescala que se identificó en Europa.

Aquí entra lo que comentaba antes: se deberían hacer avisos en base al riesgo relativo para la relación, no solo por el dato bruto.

Claro. Yo puedo prever 200 litros en 24 horas, pero no es lo mismo que caiga en las Bardenas -con todo mi respeto- que en una zona muy poblada, con impacto económico y social, con vías férreas y carreteras, etc…

¿Necesitamos integrar mejor las instancias y los recursos en España frente a estos fenómenos de alto impacto destructivo?

La Pantanada de Tous en octubre de 1982 fue un revulsivo que revolucionó las técnicas de previsión del Antiguo Instituto Nacional de Meteorología. Promovió la colaboración con Protección Civil y el establecimiento de un plan de alerta. Esta DANA debería ser un nuevo revulsivo para que los diferentes organismos se reúnan, revisen y actualicen los planes de avisos y alertas tempranas para la población. Hay que hacer frente, por ejemplo, a la escasez de personal en Aemet.

Aemet suma ahora la dificultad añadida de haberse convertido en chivo expiatorio del negacionismo y sus virulentos ataques.

Me conozco las teorías conspiranoicas. Las he vivido. Me han amenazado de muerte, he tenido que bloquear a decenas de personas. ¿Por qué? Por poner sobre la mesa datos meteorológicos y climáticos desde el punto de vista científico que van en contra de algunas ideologías y personas. Lo único que puedo decir es que la ciencia salva vidas si se actúa de forma eficiente.

¿Qué podemos esperar de estas ‘DANAs de nueva generación’ que anticipa en una publicación?

El Mediterráneo cálido es como un bidón de gasolina abierto frente a casa: no ocurre nada hasta que alguien acerca una llama, y aquí la llama es la DANA. ¿Qué va a ocurrir en el futuro? No sabemos si el cambio climático va a generar más DANAs, podría incluso generar menos. Pero el combustible va a ir a más, y las DANAs que lleguen vendrán con precipitaciones abrumadoras como las de ahora.

¿No es posible que las fluctuaciones naturales del clima, como el patrón Niño/Niña, contribuyan a atenuar el calor del mar en los próximos años?

En el caso del Mediterráneo, en principio, no. El Niño y La Niña ocurren demasiado lejos como para afectarle, y la tendencia de calentamiento es cada vez más positiva. Ya hemos alcanzado los 32ºC este verano, y la zona se seguirá calentado.

¿Debemos asumir, por tanto, que los fenómenos extremos forman parte ya de nuestra nueva realidad climática?

Vamos a tener que estar muy atentos. Es la peor situación: uno se acostumbra a un tiempo relativamente seco y estable, y cuando llega la DANA no estamos preparados. Hace falta una revisión completa del sistema de previsión y de comunicación de los avisos y las alertas a la ciudadanía. Desde mi punto de vista, ha demostrado que son muy, muy mejorables.

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