Dos días después de la tragedia, los vecinos y vecinas de Algemesí empiezan a ver coches y agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad circular por sus calles llenas de barro y de agua. «Ya empieza a haber un poco de comunicación. Esto estaba desierto», explica Jose Manuel, una de las centenares de personas damnificadas.

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