En el pleno del pasado lunes, el Ayuntamiento de Elx ha aprobado, entre otras cuestiones, la subida de la ordenanza fiscal de la conocida como tasa de la basura, y el debate ha alcanzado un nivel de intensidad importante favorecido por unas previas e interesadas declaraciones del alcalde, Pablo Ruz, acompañado de su socia Aurora Rodil, sobre este tema y en el que no se había dicho toda la verdad sobre el mismo.
Recordemos que la polémica surge a raíz de que, a nivel estatal, todos los Ayuntamientos como el nuestro deben actualizar dicha tasa de acuerdo con la Ley 7/2022 sobre residuos que, a su vez, es una transposición de una serie de directivas europeas de obligado cumplimiento sobre el tema. Esta circunstancia es la que utiliza nuestro equipo de gobierno de PP-Vox en el Ayuntamiento para declarar que estamos ante un «tasazo» provocado por Pedro Sánchez y ante el que ellos, como buenos samaritanos, sólo han podido intentar mitigar parte de sus perversos efectos.
Que la mentira y la desinformación es algo habitual en la política no debe extrañar a nadie. Llama la atención, en cambio, que a un equipo de gobierno tan devoto, según sus propias declaraciones, de determinadas creencias religiosas, le sea tan cómodo distorsionar la realidad para confundir a la ciudadanía, a la que están representando, con tal de mantener sus posibilidades de seguir en sus puestos. Que primen estos criterios tan interesados sobre los que supone la simple verdad es algo preocupante por los criterios selectivos que muestra.
Y, si alguien tiene dudas sobre la paternidad de una normativa como ésta, la simple lectura del preámbulo de la ley debería disiparlas. Ha sido un proceso largo, pero la directiva que da lugar a la misma la aprueba la Comisión Europea en mayo de 2018, con Rajoy en el Gobierno de España y Arias Cañete de comisario europeo. Y la ley, por cierto, se aprobó en el Congreso sin que el PP la votara en contra, ya que se abstuvo. Y, aún más curioso, al pasar por el Senado, Pablo Ruz, que era senador, tampoco votó en contra perdiendo una oportunidad única de oponerse a un «tasazo» como éste. Quejarse ahora de algo a lo que no se opusieron es bastante revelador.
Por otra parte, tanto la ley como la directiva tratan de dar solución a un problema creciente, como es el de los residuos, su continuo crecimiento y su falta de tratamiento adecuado. Algo que afecta a la mayoría de los ayuntamientos. Y se plantean soluciones, y también obligaciones. Y a los ayuntamientos les exige que la aplicación de la tasa sea acorde con el costo del servicio, algo poco habitual en España. Ello está dando lugar a incrementos importantes en la ordenanza fiscal correspondiente, ante el desfase actual en casi todos ellos.
La excepción será Elx. Tal vez seamos los únicos en España en aplicar una ley en diferido, como diría Cospedal. El alcalde Ruz anunció que aquí sólo se subiría la tasa unos 20 euros, cuando él sabe que la subida, para cumplir con la ley y como los informes técnicos municipales dicen, requiere casi cuatro veces más y desde 2025. Ruz, al ser descubierto en esta «trampa», dijo que eso ya se verá y que, de momento, sólo aplicará esa parte de la subida requerida, mientras el resto de alcaldes de España, que no tienen tales conocimientos contables o de prestidigitación, están asumiendo incrementos mucho más importantes. Si la jugada le sale bien, el Ministerio de Hacienda será un digno premio para nuestro alcalde.
Con mucho oscurantismo ha enfocado Ruz este tema, como pasa con otros. La iluminación queda sólo para la fachada del Ayuntamiento. Ahí sí se pondrán más luces y de colores, además. Alguna de ellas, según la foto que publicaba INFORMACIÓN, hasta parece muy adecuada para estos días de Halloween.
He ahí todo un síntoma de prioridades. Otras, como el prometido centro de salud de Torrellano, se pasan a castaño oscuro. Y no es lo único.