El escándalo de Iñigo Errejón ha estallado como un misil en la línea de flotación de la izquierda. La crisis desatada el pasado jueves, con la dimisión del exportavoz de Sumar acusado de agresión sexual, ha abierto en canal el ecosistema progresista más allá del PSOE, donde el shock inicial ha desembocado en una serie de rencillas entre partidos hasta ahora aliados.

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