Un visitante cada vez más común en octubre. El mosquito tigre se ha convertido en una especial con una presencia cada vez más notoria en octubre, un mes que tradicionalmente está marcado por el descenso de las temperaturas y el declive de la actividad de estos insectos en la mayor parte del país. Sin embargo, el caso de esta especie es diferente. La razón de esta excepción y el aumento de mosquitos en otoño es simple, pero contundente: el mosquito tigre no necesita grandes acumulaciones de agua para reproducirse, y sus huevos pueden desarrollarse en lugares insospechados pese a la bajada de las temperaturas, como en el agua que se acumula en tiestos, charcos pequeños o incluso en recipientes olvidados en los jardines o cementerios.
El profesor titular de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales en la Universidad de Alicante, Santos Rojo, explica cómo las características ambientales cada vez más habituales en otoño favorecen que el mosquito tigre mantenga su presencia activa más allá de los meses de verano. A diferencia de otras especies, el mosquito tigre encuentra en la humedad y las temperaturas moderadas del otoño unas condiciones óptimas para alargar su ciclo reproductivo. «Aunque las noches empiezan a ser más frescas, esta especie está bien adaptada a esas fluctuaciones, y el calor residual de las últimas semanas les permite prolongar su actividad», afirma Rojo.
Las lluvias suaves y la humedad ambiental, presentes de manera más regular este año, han contribuido al desarrollo y proliferación de la especie. De hecho, el profesor Rojo destaca que este octubre se ha caracterizado por ser algo más lluvioso y templado de lo habitual en la ciudad, una combinación que ha llevado a una mayor supervivencia de larvas y huevos. «Este año no es que hayamos tenido temperaturas que sean frías, pero está lloviendo y hay más humedad que otros años, esta combinación ha hecho que el mosquito tigre tenga un poco más de actividad en septiembre y que se esté extendiendo hasta octubre porque el calor se ha alargado», explica Rojo.
La prolongación de la actividad del mosquito tigre en los meses de otoño es una tendencia que, según el profesor Rojo, ha llegado para quedarse, especialmente en zonas cálidas como la Comunidad Valenciana. «Me temo que tendremos que acostumbrarnos, pero tenemos que poner coto y saber controlar estas especies. Ahora sabemos que con la temporada de verano no acaban los mosquitos y a nivel particular debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para controlar a los mosquitos, sobre todo en fase larvaria, que es más fácil que cuando son adultos», recuerda Rojo.
Además, el profesor titular de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales en la Universidad de Alicante destaca que en lugares donde antes el mosquito tigre no se había asentado, como ciertas áreas del interior de la Comunidad Valenciana, Madrid o incluso Extremadura, ahora se observa su presencia.
Recomendaciones
En términos de prevención, el profesor Rojo recomienda a la ciudadanía que extreme las precauciones en sus hogares y lugares de trabajo, especialmente en espacios donde pueda acumularse agua. «La clave está en prevenir la formación de charcos o el estancamiento de agua en recipientes pequeños, como platos de macetas o cubos, que son lugares idóneos para el desarrollo de las larvas», señala Santos Rojo. De esta manera, cada persona puede contribuir a la reducción de la población de mosquitos en la ciudad.
Rojo también destaca la importancia de que las empresas de control de plagas y los municipios ajusten sus contrataciones y protocolos para cubrir esta nueva realidad de prolongación de la temporada de mosquitos. «Es fundamental que los equipos de control trabajen cuando los mosquitos están en fase larvaria, ya que es en esta etapa cuando resulta más sencillo y eficaz eliminarlos», explica el profesor.
Nuevas técnicas de control
A nivel regional, la Comunidad Valenciana está apostando por una técnica avanzada y ecológica de control de mosquitos conocida como la «técnica de los machos estériles». Esta técnica ha sido utilizada ya en otras áreas, como Valencia, y se comenzará a implementar en Alicante a partir del próximo año.
El proceso consiste en criar mosquitos en instalaciones llamadas biofactorías, donde son irradiados para inducir esterilidad en los machos. Una vez que estos machos estériles alcanzan la fase de pupa, se liberan en áreas específicas de la ciudad. Al copular con hembras silvestres, estas no generan descendencia debido a la esterilidad del macho, y dado que las hembras solo copulan una vez en su vida, este proceso ayuda a controlar la población de manera efectiva.
«Es una técnica llamativa y muy eficaz para controlar el mosquito tigre», explica Rojo. «Además, las hembras de esta especie solo copulan una vez en su vida, por lo que, al saturar una zona con machos estériles, se reduce significativamente la cantidad de crías viables y, en consecuencia, la proliferación de la especie». Otro aspecto positivo es que los machos no pican, por lo que este método de control no afecta directamente a la población humana.