La delicada situación de El País según el ‘informe secreto’ de 2016 elaborado por la Redacción.

Un año después de aplicar el ERE más destructivo de su historia, con el despido de 129 profesionales, en 2014 El País se vio sacudido intensamente por la publicación de un informe secreto sobre el periódico y sobre la Redacción, redactado por el entonces corresponsal en Washington, Antonio Caño, por encargo del presidente, Juan Luis Cebrián.

Cebrián le pidió que expusiera por escrito su visión sobre el periódico y sobre los cambios que convenía hacer a todos los niveles, con el fin de frenar la galopante pérdida de audiencia y de influencia. En seis años, la tirada había caído un 32,8%, pasando de 435.083 ejemplares a 292.226.

Cambiar a todos

Caño propuso cambiar a todo el equipo directivo, al que consideraba encerrado en una especie de burbuja y que no conectaba “ni con la Redacción ni con la sociedad a la que debe abrirse el diario”.

Aconsejó sustituir al director, Javier Moreno, por un profesional (se supone que de la casa) con trayectoria reconocida y respetado por la Redacción, y planteaba la conveniencia de incorporar jóvenes de 30 años al equipo directivo. Criticaba las “formas” y los “lujos” que aún derrochaban miembros del llamado internamente grupo de “los coroneles”, es decir, los veteranos del periódico.

Por error, Caño, que ya sonaba como sucesor de Javier Moreno, envió una copia a medio centenar de periodistas y colaboradores del diario. Incluso algún subdirector recibió también un documento de cuya existencia no estaba informado ni siquiera el director del diario. Poco después, Antonio Caño fue colocado al frente de El País.

El “informe secreto” de 2016

El 4 de mayo de 2015, Antonio Caño asumió la dirección del periódico. En su primera reunión con el Comité de Redacción, este manifestó su intención de recuperar la encuesta a los periodistas que se solía organizar cada cuatro años, dado que habían transcurrido siete desde la última (la quinta, de 2008) y desde entonces se habían producido acontecimientos convulsos sobre los que los periodistas no habían podido opinar.

Sin embargo, la sexta encuesta, correspondiente a 2016, fue prohibida, y en su lugar el consejero delegado, Manuel Mirat, solicitó al Comité de Redacción un informe. El Comité decidió preguntar a toda la plantilla. Contó con 198 aportaciones por escrito y mantuvo entrevistas con los responsables de casi todas las secciones y con algunos corresponsales. El informe se elaboró con las opiniones, por escrito o a través de entrevista personal, de 218 miembros de la Redacción.

Sus conclusiones fueron tan duras que el director, Caño, prohibió su difusión, y por eso era conocido como “el informe secreto” de 2016. Sin embargo, ha sido ahora suministrado por el Comité de Redacción junto con el elaborado para 2024.

Director y directores adjuntos: suspenso

Confidencial Digital ha tenido acceso el “informe secreto” de 2016, distribuido ahora por el Comité de Redacción.

Los redactores puntuaron al director (Antonio Caño) con un 2,14 sobre 10. En la encuesta de 2006 (director, Jesús Ceberio) fue de 4,3, y en la de 2008 (Javier Moreno) de 5,6. El 69,77 % de los periodistas manifestaban que su grado de satisfacción con Caño era menor o mucho menor que con Moreno.

Expresaron una valoración negativa de los tres directores adjuntos: nota media de 4,28 al director adjunto de información, de 2,68 al director adjunto de coordinación editorial, y de 1,54 al director adjunto de producción y distribución. En la encuesta de 2008, la nota media de los directores adjuntos fue de 5.

Organigrama

Llama la atención -dice el informe- que, de las entrevistas realizadas con 20 responsables de sección, estos hayan manifestado abiertamente, y de forma casi unánime, que “no entienden”, “no comprenden”, “les parece confuso”, “no es transparente”, el funcionamiento del organigrama en su actual composición.

No hay claridad en la toma de decisiones a ciertos niveles, sobre todo en la parcela digital. No están definidas algunas jerarquías, se producen órdenes y contraórdenes, no existen protocolos, y se da una cierta “hiperinflación de puestos directivos”. Falta coordinación, hay duplicidades y preocupa la aparición de estructuras paralelas.

Esta confusión influye en la valoración del staff del periódico. Un 35,71% opina que su redactor jefe no tiene capacidad de decisión en su parcela, dato que comparten los afectados, que se quejan de que no controlan eficazmente los contenidos que afectan a sus áreas, están físicamente separados de sus equipos, deben realizar trabajos estructurales o suplir carencias de sus departamentos, y no tienen tiempo para poder coordinar el trabajo.

Las largas jornadas, asistencia a reuniones y una atención absorbente sobre la web, quitan tiempo para contrastar opiniones, hacer previsiones y pensar otras maneras de abordar la actualidad para distinguirnos de la competencia. Los redactores jefe afirman que el trabajo del redactor jefe se ha devaluado.

Sin debate en la Redacción

El debate en la Redacción -sigue el informe- es una asignatura pendiente, que no ha mejorado bajo la actual dirección. Los asuntos apenas se discuten. Los más jóvenes son los que más echan en falta una buena comunicación entre los departamentos e incluso aportaciones críticas y constructivas al trabajo diario: “Si aportas, parece que molestas”, sostienen.

El director no favorece la participación y el debate. En una escala de 0 a 10, la nota media que los redactores ponen a la actitud del director es de 1,65. Sobre si la participación y el debate ha mejorado con este director, las respuestas son: Nada (58,2%), poco (17%), no ha variado (10,4%).

Un 88% señala que existe falta de comunicación en el conjunto del periódico y que es un problema serio. Para un 58,24%, la situación ha empeorado respecto a la anterior dirección,

Nunca ha habido un clima tan negativo, se ha instalado una desconfianza mutua entre la redacción y la dirección porque las últimas reformas organizativas dinamitan la toma de decisiones de manera dialogada”. Se ha acabado el debate intelectual y se ha impuesto una organización vertical en la toma de decisiones. La consecuencia es “una estructura autoritaria en la que los redactores son meros terminales de las órdenes de la dirección”.

Hacia posiciones conservadoras

Corresponde al director la responsabilidad exclusiva sobre la línea editorial del periódico, como proclama en su artículo 12 el Estatuto de la Redacción. Aun así, los redactores han ofrecido su opinión sobre su identificación con la línea editorial en la actualidad. La nota media que otorgan es de 1,83. En la encuesta de 2008, fue de 5,6.

Un 93,95% de los redactores considera que se ha producido una evolución ideológica en la línea editorial hacia posiciones conservadoras. En una escala de 0 a 10, (donde 0 equivaldría a que la evolución ha sido hacia la extrema izquierda y 10 hacia la extrema derecha), los periodistas sitúan el giro ideológico en 7,25 puntos de media.

Pérdida de calidad

Hay un problema de motivación, posiblemente por efecto de la falta de comunicación interna, la ausencia de debate, el desequilibrio que se detecta entre labores estructurales y meramente informativas, la pérdida de calidad de las informaciones, y la presión por la audiencia.

Uno de los consultados hizo el siguiente análisis, ampliamente compartido: “Las tareas mecánicas han aumentado exponencialmente. Hay una élite que posiblemente trabaje de forma muy satisfactoria y una cada vez más amplia clase trabajadora implicada en tareas meramente estructurales, pero ha desaparecido o está desapareciendo la clase media, aquellos periodistas con experiencia que solventaban con rigor muchas informaciones. Los buenos diarios salen porque hay una amplia clase media”.

La nota media que ponen a su motivación es de 4,67 (donde 0 equivaldría a que no se sienten nada motivados y 10 a que la motivación es máxima). A un 18,68% le gustaría cambiar de sección, pero un 60,43% considera que esa posibilidad es muy difícil en la actual coyuntura.

Abandonar el periódico

Un 62,09 % de los redactores han pensado en abandonar el periódico en los últimos 12 meses, y un 54,94 % estaría dispuesto a dejarlo si recibiese una oferta económica similar a sus condiciones actuales. Solo un 15,93 % manifestó que no lo haría.

Una reclamación muy extendida en la Redacción -continúa el informe– es la necesidad de recibir más formación para usar mejor las herramientas digitales en cualquiera de sus aspectos: un 71,52% reclaman más formación y solo un 19,23% sostiene que ha sido suficiente. A pesar de ello, el 65,93 % afirma usar habitualmente las redes sociales para difundir las noticias que publican.

Un 62,08 % manifiesta no tener conocimientos en periodismo de datos.

Trescientas piezas diarias

La Redacción produce cada día un promedio de 300 piezas, que bajan a 175-200 los fines de semana. Es la producción informativa que se destina a la web y redes sociales, y una parte de la cual se destina al papel.

Desde hace unos meses, a través de correos diarios, conocemos cuál es el objetivo de audiencia (4 millones de usuarios únicos diarios) y cuál es su grado de cumplimiento, pero sería interesante que la Redacción conociera con más profundidad detalles esenciales de su trabajo. ¿Es suficiente esta producción o es excesiva? ¿Garantizan 300 piezas los objetivos de audiencia? ¿Quién y cómo determina la ubicación final de un contenido? ¿Qué efecto tiene la colocación y la permanencia en la Home para determinar la audiencia de una información?

Estas y otras preguntas circulan diariamente entre los redactores sin un grado de información mínimamente satisfactorio. Se han llevado a cabo reuniones con algunas secciones sobre datos de audiencia y distribución de contenidos. La de Nacional recibió el siguiente comentario: el 20% de sus piezas son responsables del 80% de la audiencia que logra la sección, de tal manera que un 80% de contenidos alcanzan un 20%. ¿Ese contenido “deficitario” es prescindible? ¿De qué contenidos se trata? No hubo aclaración a estas preguntas. A efectos de la Redacción, se sigue trabajando a ciegas pero con exigencias explícitas de llegar a un determinado objetivo de audiencia diario.

No identificación con la web

Salvo discursos muy genéricos (carta del director de fecha 3 de marzo de 2016 dirigida a la Redacción: “Nos adentramos en la construcción de un gran medio digital de cobertura global que pueda responder a las demandas de los nuevos y futuros lectores. El eje de ese medio será la información. Sus herramientas serán todas aquellas que la tecnología ponga a nuestra disposición”), la Redacción no tiene conocimiento de la estrategia digital, más allá de datos parciales sin filtrar.

Los responsables de sección reconocen su escaso conocimiento. Salvo una explicación genérica sobre objetivos de audiencia, datos parciales sobre la procedencia de los lectores por Internet, no hay ningún debate abierto acerca de cómo mejorar los contenidos y como explotar mejor sus capacidades para captar audiencia. La mayoría de los responsables no están satisfechos de cómo se presentan sus contenidos en la Home, no se sienten responsables de su gestión, y no entienden cuál es el criterio que se aplica en su distribución.

No hay una identificación con la página web. Un 69,78% de los redactores tienen la sensación de que sus temas o los de su sección no están bien valorados en la Home y un 89,01 % entiende que no se usan los mismos criterios de rigor e interés a la hora de elegir contenidos destinados a publicarse en Internet o en la edición de papel.

Carencia de efectivos

Se impone la idea de que muchos de los contenidos publicados en web no siguen los criterios de calidad para mantener el prestigio e influencia de la marca que se había conseguido a lo largo de 40 años.

El 85,71% de los redactores no creen que en la web se apliquen los criterios del Libro de Estilo.

En las secciones clásicas del periódico, la queja es la carencia de efectivos y un desequilibrio cada vez más evidente entre quienes realizan tareas puramente informativas y quienes están involucrados en labores estructurales.

“No marcamos la agenda informativa”

Quejas profundas: “No marcamos la agenda informativa”. “El periódico es plano”. “Parece que el periodismo tradicional ha muerto”. “No hay tensión informativa”.

Se critica abiertamente que se hayan dejado de lado contenidos que, en el pasado, eran muy identificables con El País, como los relacionados con los problemas sociales, la sanidad, la educación, el medio ambiente o la desigualdad.

No hay una explicación editorial de por qué la dirección ha perdido interés por determinados contenidos. Por el contrario, sí ha mostrado interés por la información política y por marcar la agenda en ese tipo de asuntos: el área política es la mejor dotada de todo el periódico.

La falta de liderazgo informativo se está tratando de sustituir por una búsqueda de influencia política: “Como El País no es un referente, ha decidido seguir influyendo en la vida política a base de posicionarse políticamente, que es lo que sucedió con el caso que derivó en la dimisión de Pedro Sánchez”.

Pérdida de independencia

No vale el todo por la audiencia. Se está produciendo una creciente desnaturalización de la marca El País en la web.

De 0 a 10, la nota media que los redactores aplican a las portadas del periódico es de 2,23.

Los redactores creen que El País no ha ganado nada de independencia respecto a unos años atrás: en una escala de 0 a 10 (donde 0 equivaldría a que no ha ganado nada de independencia), la puntuación media es de 0,79 puntos. A un 56,09 % les parece que los medios de la competencia son igual de independientes, y a un 19,23 % les parece que son más independientes. Esa percepción apenas alcanzaba el 1% en la encuesta de 2008.

Trabajo en la calle

El 5 de octubre, a las 12.00 horas, en la sede de Miguel Yuste trabajaban 124 redactores, y a las 19.00 eran 164. Por la mañana, trabajaban en el exterior 29 redactores, de ellos 8 pertenecían al área de política y 4 al departamento de vídeo. Por la tarde, la cifra descendió a la mitad.

Un 51,66 % de los redactores manifiestan no tener tiempo para hablar con sus fuentes, leer informes o asistir a actos o presentaciones.

Todas las secciones cuentan con menos efectivos que hace un año. Y no solo en términos cuantitativos sino también cualitativos: hay áreas que han quedado desmanteladas y ni siquiera cuentan con un redactor a tiempo completo; por ejemplo, Sanidad, Medio Ambiente e Inmigración. Otras que generan mucha información están dotadas con un mínimo de efectivos, como Tribunales e Interior, que no pasan de un redactor con dedicación.

Teniendo en cuenta que han perdido efectivos, y que la atención a la web es más intensa (como es el caso de algunas portadillas de sección), los redactores jefe viven una situación de tormenta perfecta: no hay condiciones para elaborar textos de calidad, para buscar noticias relevantes o para realizar apuestas ambiciosas. En las condiciones actuales, hitos como los papeles de Bárcenas o las revelaciones de WikiLeaks resultan difíciles de imaginar.

Web y papel

Los responsables de sección apenas aprecian ventajas en la separación de la edición web y el papel. Un 74,14% de los redactores manifiesta su desacuerdo con dicha separación.

Los textos que van al papel son subalternos de la web o adaptaciones de textos diseñados para la web. En ningún caso hay una apuesta propia de contenidos.

Pertenencia y liderazgo

Hay una extendida necesidad por parte de los periodistas de recuperar el sentido de pertenencia y el liderazgo informativo.

Quieren visualizar una apuesta ganadora, una agenda propia, aumento del nivel de exigencia en los contenidos, mayor ambición en los textos y en las propuestas, enfoques que conecten con la realidad y con los lectores, búsqueda más decidida por recuperar estándares de calidad y de rigor que se han ido perdiendo.

Quieren mayores niveles de debate en una organización que debe ser horizontal, transversal e interactiva. Quieren recuperar valores y compromiso y frenar el deterioro de la marca.

Tres palabras

A la pregunta “¿Qué tres palabras usarías para describir lo que más te satisface de la actividad profesional de este periódico?”, estas fueron las respuestas: prestigio (21,65 % de menciones), salario (21,42 %), compañerismo (19,58 %), medios (12,21 %) y rigor (8,06 %). En la encuesta de 2008, las cinco más nombradas fueron prestigio, rigor, salario, medios y progresismo.

A la pregunta “¿Qué tres palabras utilizarías para describir lo que más te molesta de este periódico”?, las respuestas fueron: amiguismo (22,97 %), autoritarismo (16,63 %), desorganización (14,65 %), sectarismo (11,68 %) y falta de motivación (10,89 %). “Autoritarismo” y “sectarismo” han pasado a los primeros lugares, cuando en 2008 estaban en los últimos.

Recapitulación

Con el título “Recapitulación”, el “informe secreto” de 2016 concluye:

1. El periódico ha perdido su voz referencial en la sociedad española.

– No marca la agenda informativa y ha perdido fuerza como voz prescriptora.

– No lidera debates de máximo interés para la opinión pública.

– Se ha distanciado de sus lectores y de su público objetivo.

– Ha abandonado su apuesta por la modernidad.

2. La marca sufre un deterioro constante, que va más allá del daño que la transformación digital está realizando en todas las cabeceras de prensa tradicionales.

– Falta de ambición en las apuestas informativas.

– Deterioro constante de la calidad de los textos.

– Reducción de las miradas y enfoques demasiado previsibles.

– Banalización del producto. Exceso de temas fáciles y simples especialmente en los contenidos de la web.

Distanciamiento de los lectores propios

3. Se ha roto con un modelo de trabajo de cuatro décadas y con profesionales acreditados, como si gran parte de lo anterior no valiera ni interesara. Desaprovechando el conocimiento profesional y personal de una parte de la plantilla.

4. Distanciamiento del periódico de la sociedad y de los lectores. Sorprende el aparente desconocimiento por parte de la dirección de una masa de lectores ya consolidada que exige a su medio de comunicación que le informe, le entienda, le conozca, le acompañe y le enriquezca. Una atención a un público ya ganado compatible con la captación de nuevos lectores más jóvenes y con nuevos intereses.

5. Descapitalización de la Redacción.

– Equipos y secciones descompensados.

– Desmoralización de la Redacción por los continuos cambios en las secciones.

Desmotivación profesional por la falta de una política informativa ambiciosa y por la pérdida de peso del periódico en la sociedad.

6. Clima de desconfianza de doble sentido.

   – Sensación de desconfianza de la nueva dirección respecto hacia todo aquello que ellos denominan lo “viejo”, y que incluye métodos y personas.

   – Una mayoría de redactores no reconoce el liderazgo y desconfía de la apuesta informativa así como de la arbitrariedad en la toma de decisiones.

Las propuestas

Y el informe de 2016 termina con las siguientes propuestas:

-Dejar claras las jerarquías, quién se ocupa de qué, quién es responsable de qué, determinar abiertamente las competencias de los tres directores adjuntos. Imprescindible mejorar el nivel de comunicación de la Redacción. La Redacción y muchos de sus responsables se quejan de recibir órdenes y contraordenes de personas distintas. Existe una clara percepción de hiperinflación de puestos directivos y departamentos transversales.

Recuperar el valor de los redactores jefes, su capacidad de decisión en el área que conocen y en la gestión de sus equipos.

Los valores de El País

-Realizar un catálogo de áreas informativas que la dirección considere necesarias para atender la producción de contenidos, a propuesta de los responsables de área o redactores jefes. Combinar en ese catálogo la necesaria mezcla de redactores con experiencia y redactores junior, para que se produzca un relevo no traumático y se transmitan los valores, el estilo y el oficio que ha caracterizado a las informaciones de El País.

La separación papel-web ha resultado poco beneficiosa para el conjunto del producto. Las secciones se han descapitalizado y el contingente de profesionales dedicados exclusivamente al papel concentra gran parte de su trabajo en pocas horas de su jornada laboral.

-Apuesta clara por contenidos de calidad, tanto en papel como en web. La banalización de la oferta no ayuda a la consolidación de la marca ni a situarla como referente social, político y económico. Es urgente arriesgar y apoyar noticias valientes y comprometidas realizadas con el rigor que ha caracterizado a El País.

Recuperar Sociedad

-Recuperar la sección de Sociedad o sus contenidos creando especialistas de área sobre temas que forman parte del ADN del periódico.

-Volver a dar protagonismo a los redactores especialistas de área. Cultivar las fuentes, que éstas conozcan a quién pueden dirigirse para dar noticias.

-Volver a participar en los pools internacionales de noticias, como ya se hizo en WikiLeaks.

Menos artículos de opinión

-Disminuir los artículos de opinión, para no provocar pérdida de valor por saturación. La opinión es importante pero, si se multiplica, pierde influencia, especialmente cuando se genera incontroladamente sobre un mismo tema.

-Revisar la presentación de las noticias en la Home. Dar prevalencia a los contenidos que nos convirtieron en referente para la sociedad: política nacional e internacional, economía, temas sociales, cultura, deportes, opinión. Y desplazar a posiciones secundarias temas ‘ligeros’.

-Mejor equilibrio en las políticas de contrataciones, para evitar, cómo ha sucedido últimamente, concentrar los fichajes en periodistas de un perfil parecido en detrimento de periodistas con las fuentes necesarias para generar exclusivas.

Titulares que no casan con el texto

-Producir de forma que el objetivo de las audiencias no condicione la redacción de las noticias. Los titulares deben corresponder siempre con el texto, a diferencia de lo que ocurre ahora en muchos casos.

-Actualizar el Libro de Estilo para que sirva de referente al entorno digital como lo ha sido para la edición de papel.

-La proliferación de erratas en la web hace necesario replantearse la necesidad de un grupo de especialistas -correctores- que revisen las piezas para evitar errores ortográficos y de otro tipo, que llegan a descalificar el valor de las informaciones.

-En la Home, dar tiempo a las noticias de interés y mantenerlas en lugar preferente aunque no lleguen a los índices de audiencia. Las noticias propias, aunque tengan menos visitas, deben conservarse en lugar destacado. Volver a acostumbrar a los lectores a que El País da noticias, defiende ideas, crea opinión y descubre personajes y tendencias.

Mayor presencia de mujeres

-Apostar decididamente por la igualdad de género, con mayor presencia de mujeres columnistas y mayor representación de las periodistas en los puestos de responsabilidad. 

-Implementar un verdadero programa de formación digital, que no se limite a un cursillo de unas horas.

-Supervisar y defender que los profesionales más jóvenes aprendan el oficio, realicen tareas informativas en la calle, puedan especializarse en un área informativa, trabajar fuentes, y no condenarles desde becarios a tareas estructurales sin salir de la redacción.

Potenciar el fin de semana. El periódico de papel del fin de semana todavía no ha muerto.

-Diseñar un plan de rotaciones en la Redacción con plazos, que contribuirá a que muchos redactores no trabajen con la sensación de que sus carreras profesionales se están empobreciendo por hacer labores rutinarias.

Cese de Antonio Caño

Cuatro años se mantuvo Caño al frente de El País, hasta junio de 2018. Su cese coincidió con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Según declaró posteriormente, “cuando Sánchez ganó las primarias, supe que dejaría de dirigir El País”.

En su libro “Digan la verdad”, Caño ha contado “fue difícil explicarle a Sánchez que la línea editorial de El País no era negociable».

Posteriormente, fue despedido de la empresa, tras 39 años trabajando en el periódico.

El “informe secreto” de 2016, ahora divulgado, constituye una enmienda de totalidad a su papel al frente de El País.

Tal como se sugería en el propio “informe secreto”, Caño fue sustituido precisamente por dos mujeres. Le sucedió Sol Gallego Díaz, y, posteriormente, en 2020, llegó al cargo Pepa Bueno, actual directora.

Informe de 2024

El informe actual, de 2024, no se ha conocido, ni en su integridad ni parcialmente. No obstante, fuentes oficiales de El País, consultadas por Confidencial Digital, hacen este resumen, que pretende ser una ‘respuesta’ a las críticas al propio periódico y su rebajada relevancia social contenidas en el “informe secreto” de 2016.

-La estabilidad, el prestigio del periódico y el ambiente destacan como los aspectos más positivos de trabajar en El País, mientras los criterios de promoción son, con diferencia, lo más criticado.

-La jerarquización de las noticias de la portada en papel recibe una valoración ligeramente mejor que la de la ‘home’. Ambas, en todo caso, son valoradas de manera positiva.

Imparcialidad: 6,1 puntos

La calidad de la información logra muy buenas puntuaciones por parte de la plantilla (7,3), por delante de la pluralidad de opiniones (6,3) y la imparcialidad (6,1), que también obtienen valoraciones positivas

Los empleados se identifican intensamente con el proyecto del periódico.

-La satisfacción general de los empleados con su trabajo es alta y solo una minoría se muestran descontentos.

-Tres actores clave de la organización resultan muy bien considerados por la plantilla: la directora, el Comité de Redacción y los/as redactores/as jefe.

Problemas con la promoción interna

-La estabilidad, el prestigio del periódico y el ambiente destacan como los aspectos más positivos de trabajar en El País, mientras los criterios de promoción son, con diferencia, lo más criticado.

-La percepción de los resultados del trabajo es positiva: todas las secciones son bien valoradas, igual que la calidad, la pluralidad y la objetividad de las publicaciones del periódico.

-Existe una insatisfacción generalizada en la plantilla con respecto a los criterios de promoción y las posibilidades de desarrollo profesional ofrecidas por el periódico.
-El personal observa importantes carencias en materia de organización y comunicación interna (especialmente entre la Dirección y la Redacción).

La directora

Sobre el actual equipo de dirección, el informe 2024 concluye lo siguiente, según las mismas fuentes oficiales de El País:

-Con un 5,7 de media, la directora, Pepa Bueno, está bien valorada por la plantilla.

-El 7 es su nota más frecuente.

-La valoración es especialmente positiva entre quienes tienen menos antigüedad en el periódico

-La reputación, profesionalidad e integridad de la directora reciben valoraciones muy positivas, mientras que los empleados observan mayor margen de mejora en su contribución a un buen ambiente de trabajo.

-En lo que respecta a otros cargos, cuanto más abajo en la cadena de mando, mejor valoración: redactores jefe y delegados rozan el notable, aunque subdirectores y directores adjuntos también aprueban.

Juan Luis Cebrián. Fotografía: Europa Press
La delicada situación de El País según el ‘informe secreto’ de 2016 elaborado por la Redacción.

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